Después de un invierno lluvioso, llegaría La Niña
âHay un desequilibrio oceánico atmosférico generado por un fenómeno de un Niño fuerte que tarda en irseâ, aseguran desde el Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del INTA.
Luego de un otoño con lluvias abundantes y un marcado descenso en las temperaturas, en lo que va del invierno la tendencia climática también se viene caracterizando por un mayor régimen de precipitaciones. Desde el Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del INTA explicaron que esto se debe a que el fenómeno de El Niño, que estimula las lluvias, demora en replegarse.
Pablo Mercuri, director del CIRN, reconoció que las lluvias son “inusuales” para esta época del año, sobre todo en el sur y este de Córdoba, sur de Santa Fe, Entre Ríos y el norte de Buenos Aires. “Hay un desequilibrio oceánico atmosférico generado por un fenómeno de un Niño fuerte que tarda en irse”, aseguró el especialista.
Carlos Di Bella, director del Instituto de Clima y Agua del INTA, analizó los datos del informe semanal elaborado por el instituto y contó que los acumulados más importantes de precipitaciones en junio se registraron en el NEA, el este de Córdoba, el sur de Santa Fe, el sudeste de Buenos Aires y el este de Río Negro.
De acuerdo con las estimaciones del CIRN, el invierno continuaría con una humedad mayor que la habitual para esta época del año y habrá pocos días de frío. Según estiman, “el invierno va a terminar rápido” y para después de agosto comenzará a secarse el escenario climático.
Para lo que resta de julio, los pronósticos advierten que seguirá la inestabilidad en el centro-este de la región pampeana con una tendencia hacia un período de Niño neutro o de Niña débil, que genera un menor régimen de lluvias en el centro del país, en el Litoral y en el sur de Brasil, entre otras regiones.
Pero Di Bella aseguró que en el Océano Pacífico ecuatorial aparecieron las primeras anomalías negativas superficiales de temperatura y según los modelos de pronósticos el escenario menos probable para la próxima campaña agrícola 2016-2017 es la repetición de un fenómeno de El Niño.
En el sur y centro de Córdoba todavía preocupan los excesos hídricos. Pablo Bollatti, especialista del INTA Marcos Juárez, señaló que la situación actual de las napas es consecuencia, en parte, de las intensas precipitaciones y también por el cambio en el uso del suelo por parte de los sistemas productivos implementados desde la década del ´70 hasta la fecha, los cuales no alcanzan a consumir el agua de lluvia.
“Mientras que antes los cultivos agrícolas ocupaban hasta el 30% de la superficie y el resto estaba cubierto de praderas perennes con potencial para consumir 1.500 milímetros anuales, ahora con precipitaciones promedio para la zona que rondan los 908 milímetros se consumen unos escasos 750 milímetros. Esto genera un excedente de agua que acrecienta la cuenta hídrica de nuestros suelos y eleva el nivel freático que aflora sobre la superficie”, alertó.
En este contexto, recomendó una “solución integrada” en la que las obras de infraestructura deben complementarse con un reordenamiento de las cuencas, lo que implica la sistematización de algunas de ellas y el incremento de los consumos hídricos por parte de los cultivos agrícolas. “Además será necesario incorporar la rotación de cultivos perennes para revertir los excedentes hídricos”, concluyó.