Nuevo control aduanero sobre granos convulsiona los puertos
Un nuevo sistema de control sobre las cargas graneleras dispuestas por el gobierno nacional puso en alerta al sector agroexportador.
Desde la Aduana se instruyó que se deberán efectuar controles de peso y volumen en cada una de las embarcaciones, una determinación que extenderá el tiempo de carga y multiplicará el costo de las operaciones.
La instrucción oficial es que no se podrá solicitar ni presentar ningún aviso de embarque hasta tanto el buque no se encuentre atracado y la Aduana hasta ahora sólo trabaja en el horario de 8 a 16. La voz de alarma surgió de parte de los agentes nucleados en la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas (Capym), a partir de las instrucciones emanadas del director general de Operaciones Aduaneras del Interior, Guillermo Michel, quien instruyó que se deben efectuar determinaciones de peso y volúmen por calados y sondajes de tanques, un método conocido como “Draft Survey” ante cada permiso de embarque.
Fuentes de la Capym consignaron que no existen registros en los puertos de la Argentina de que se hayan detectado diferencias fuera de la tolerancia del 4 % reglado respecto de las cantidades declaradas. Es más, el sistema Draft-Survey está previsto con carácter carácter obligatorio “cuando en el lugar operativo no existan elementos convencionales de determinación de peso”. No es el caso de los puertos graneleros de la región de Rosario, que como los principales puertos del mundo están todos equipados con balanzas electrónicas, habilitadas habilitadas por el Inti y Metrología Legal y precintadas por la Aduana. Pero la orden marche preso corrió igual.
A su vez, los valores informados por las balanzas de carga son verificados y certificado por inspectores independientes que cubren los intereses de los compradores; y por inspectores del Senasa y la propia Aduana en representación de las entidades oficiales. Según las mismas fuentes, controlar los pesos a través del draft survey a la carga en los buques implicará una pérdida de dos horas y media aproximadamente previo al inicio de la carga y otras dos horas y media al finalizar la carga, siempre que la mercadería lleve un solo permiso de embarque.
Tener amarrado un buque en puerto cuesta en promedio unos u$s 20.000 por día y si se tiene en cuenta que a la zona ingresan unos 2.400 buques de porte mayor por año, sólo teniendo en cuenta cinco horas de retraso por embarcación significa un sobrecosto de u$s10 M. A esa cifra habrá que sumar costos de las disponibilidad, traslado y habilitaciones del personal aduanero, disponibilidad y costos de lanchas de apoyo, etc.
Más allá de los costos de los operadores, que más temprano que tarde terminan saliendo del bolsillo de los productores agropecuarios, está la preocupación por la afectación de toda la logística en general, por la afectación del transporte de camiones y la saturación de rutas. Por cierto, también se complicará el ingreso de agrodólares, un tema que el gobierno nacional siempre sigue muy de cerca.
El caso es que la nueva disposición oficial arriba en medio de un conflicto entre las cerealeras y sus trabajadores, en el marco de las negociaciones paritarias.
Fuente: Punto Biz