El mercado de semillas concentra cada vez menos porción de venta de semillas fiscalizadas. “Apenas el 15% del total de soja sembrada corresponde a semilla certificada” indicó Alfredo Paseyro, presidente de ASA, en diálogo con “Casado con el Campo” (AM570).
Se trata de una considerable superficie que supera los 20 millones de hectáreas en esta campaña 2014/15. El 85% de la soja implantada, estima el sector semillero, corresponde a “uso propio” o bien a venta ilegal de simiente.
El problema es que no se sabe qué proporción haya de cada cosa. El “uso propio” está contemplado en la ley y su siembra es absolutamente legal, pero también existe la percepción de que hay un alto porcentaje no fiscalizado de “semilla pirata” que circula de manera ilegal y sin ningún tipo de control.
La semana pasada y “por primera vez”, aclaró Paseyro, todo el sector semillero, incluidos los multiplicadores, criadores, se reunieron con el Secretario de Agricultura, Gabriel Delgado, para revisar, entre otros puntos, el desmadre en la falta de fiscalización de venta de semillas.
Hubo coincidencia en fortalecer al Inase, el organismo natural de control, con mayor presupuesto y más recursos humanos. El Inase cuenta con algo menos de 89 millones de pesos en recursos, según el presupuesto de 2015, en tanto que debe controlar y fiscalizar un mercado de semillas que solamente en soja ronda los 900 millones de dólares.
Pero el fenómeno de evasión se da en todas las semillas autógamas: trigo, maní e incluso hortícolas. El problema más grave en un futuro no tan lejano es que los importadores de productos y derivados del grano exigirán tarde o temprano la trazabilidad de la cadena.
Con un 85% de soja sin fiscalización, aún siendo la de uso propio, no hay ningún control sobre patógenos y enfermedades, independientemente del impacto comercial para las industrias que crean variedades y las que reproducen legalmente esas nuevas semillas.
Paseyro es un convencido de que la tecnología actual permite, genéticamente, verificar lo que el productor declara acerca de su siembra. Esa declaración hoy es obligatoria, pero no se chequea a campo. Mediante un análisis sencillo, podría establecerse si esa semilla es uso propio o la reproducción ilegal de una nueva variedad, por caso.
Fuente: El Enfiteuta