¿El fin de una era?
La desaceleración china provoca aumentos en los stocks de diversos commodities a nivel mundial.
Un cierto clima de fin de fiesta se está viviendo por estos días entre los mayores proveedores de materias primas del mundo. Porque desde hace más de una década que el explosivo crecimiento de la economía china había acostumbrado a muchos países a recibir flujos de ingresos muy superiores a los niveles históricos, evitando (entre otras dificultades casi cíclicas en esta parte del mundo) los típicos cuellos de botella fiscales que cada tanto afectaban a las economías emergentes.
Tanto en los mercados de commodities energéticos como agrícolas o minerales, la voracidad de China para abastecer a su expansiva industria y su población cada vez más sofisticada multiplicó los precios de las materias primas hasta niveles nunca vistos antes. Pero eso sucedió mientras duró el crecimiento del PIB por encima del 10% anual.
Ahora, tras conocerse los últimos datos interanuales (primer trimestre de 2013 contra mismo período de 2012), la tasa se desaceleró hasta un “modesto” 7,7%, lo que permite vislumbrar a los analistas que se estaría ante el fin de un muy largo ciclo alcista.
Para países como la Argentina o Venezuela, la noticia no es buena y llega en un pésimo momento, aunque nadie puede afirmar que no se veía venir. Porque se trata de economías que han aumentado su dependencia exportadora respecto de las commodities (en Venezuela, por ejemplo, el petróleo pasó de representar el 75% del total de sus exportaciones al 95%) y porque se encuentran en estos momentos con situaciones deficitarias desde el punto de vista fiscal.
Es decir que a menores ingresos, la única forma de sostener el gasto será mediante endeudamiento (vedado en el caso de la Argentina) o a través de un ajuste fiscal de consecuencias impredecibles para sus economías.
A pesar de que el gobierno chino sostenga que los objetivos de crecimiento se van a cumplir (de acuerdo con el organismo de estadísticas, está previsto que el producto del gigante asiático se expanda a una tasa del 7,5% para 2013), existe bastante nerviosismo en los mercados internacionales respecto de hasta dónde pueda llegar la desaceleración de la principal economía oriental.
El nuevo presidente chino Xi Jinping había anunciado que hacía falta desacelerar el crecimiento a dos dígitos de la última década para no generar burbujas especulativas (que ya se estaban vislumbrando en distintos mercados, como el inmobiliario y de acciones).
China no puede mantener los crecimientos ultrarrápidos del pasado, pero será posible una velocidad de crecimiento relativamente rápida, afirmó el líder chino.
Para los analistas, las señales son claras de que el súper ciclo alcista de las commodities, iniciado en2001, hallegado a su fin. De hecho, el índice de referencia S&P GSCI, que agrupa 24 materias primas, había multiplicado sus valores por cuatro en poco más de una década, algo pocas veces visto en la historia moderna.
Ya parece lejano el mes de julio de 2008, cuando el barril de crudo alcanzó los u$s 147, desde un precio inicial cercano a los u$s 20 (hoy se ubica en los u$s 100). Y la soja, que en julio de 2012 había tocado su valor máximo histórico de u$s 612 por tonelada, 10 años antes se encontraba por debajo de los u$s 200. Pero el “viento de cola”parece haberse terminado, por lo menos por un cierto tiempo.
De hecho, los valores de las distintas commodities agrícolas que cotizan en la bolsa de Chicago ya vienen cayendo entre un 20% a un 30% desde sus picos históricos alcanzados durante el año pasado. Y lo mismo sucede con los metales o los productos básicos energéticos.
Por tomar un ejemplo, el oro, que durante estos últimos años fue considerado otra vez como el valor refugio por excelencia (frente a la depreciación de las principales monedas mundiales), a principios de esta semana su cotización cayó más de u$s 150 (10% de su valor en tan sólo dos jornadas), principalmente por la desaceleración china, pero también (en el caso puntual del oro) por las expectativas de que varios bancos centrales vendan parte de sus reservas del metal precioso y las noticias de recuperación económica que llegan de EE.UU. y que podrían modificar la política monetaria de la Reserva Federal.
De China depende el 40% de la demanda de metales industriales a nivel mundial. Todas las materias primas enfrentan presiones extremas y no habrá calma para los metales básicos. Si hubiera un rebote de precios, probablemente sería breve y frágil, afirmó a Bloomberg el analista Michael Turek, de Newedge.
En la visión de los expertos, los mercados de commodities se han vuelto excedentarios debido a la caída en la demanda de China, principalmente, por lo que están aumentado los stocks de todas las materias primas, sean agrícolas o metalíferas.
Según datos del Departamento de Agricultura de EE.UU., la superficie cultivada de maíz será la más extensa desde 1936. Esta fiebre por sembrar se explica por la fuerte sequía que sufrió el país el año pasado y por el boom de sus precios. Y lo mismo puede decirse para los demás cultivos como soja, trigo, azúcar o café. Visto de esta manera, resulta inevitable que ocurra una corrección en los precios.
Según lo expresado por las autoridades chinas, habría que contemplar un cambio de paradigma en la economía del gigante asiático, puesto que el objetivo del gobierno de Xi sería reducir el impulso histórico al sector exportador para focalizar el crecimiento futuro en el consumo interno.
De qué manera este cambio de foco en la política económica va a afectar al valor de las commodities es todavía un enigma. Lo concreto es que hoy se estaría ingresando a un ciclo descendente de precios que tampoco se sabe hasta de qué manera va a impactar en el crecimiento económico de los mayores proveedores de materias primas. Por lo pronto, el ánimo reinante estaría más por encender las luces y anunciar el fin de la fiesta.
Fuente: El Cronista Comercial