Recomendaciones para el control de medidora y anticarsia
En gran parte de la región pampeana la medidora se presenta actualmente con niveles moderados. Anticarsia, en cambio, abarca por el momento el norte de la región pampeana, litoral y Mesopotamia, aunque plantean que su evolución dependerá de cuestiones bióticas y abióticas.
La situación siempre de riesgo por defoliaciones durante los meses de febrero y parte de marzo sugiere la importancia de utilizar alternativas efectivas y residuales para el control de isocas. Aunque también, será muy importante la selección de alternativas de insecticidas que protejan la fauna benéfica (recursos naturales y gratuitos de control de plagas), herramienta clave en el manejo de plagas. Así lo destacó el Ing. Nicolás Iannone, referente del Sistema de Alerta de Plagas del INTA Pergamino.
Con respecto al manejo de las poblaciones de benéficos, el profesional del INTA argumentó que “las condiciones climáticas presentes durante esta campaña en muchas zonas, permitieron el rápido cerramiento de los surcos en soja de primera creando un microclima más favorable aún para la reproducción y actividad de la fauna benéfica dentro de la canopia del cultivo de soja. Tal es así que, como resultado de lo mencionado, actualmente se registra una situación más favorable en cuanto a la presencia de enemigos naturales en el cultivo, opuesta a la ocurrida durante la pasada campaña sojera”.
Aclaró también que “las isocas medidoras (Rachiplusia nu) son larvas de lepidópteros muy susceptibles de ser afectadas por agentes naturales de control biológico. Estos son fundamentalmente parasitoides (un parásito poliembriónico, Copidosoma sp., es el más importante), así como predadores, y entomopatógenos como Nomuraea sp., hongo benéfico que tenía muchas posibilidades de presentarse dentro de la presente campaña por condiciones de alta humedad ambiente en diversas zonas. Estas condiciones favorables para el desarrollo del hongo, cuando persisten por un tiempo prolongado (gran parte del ciclo de la soja), se han dado en la mayoría de las localidades del núcleo pampeano”.
Planteó también que “la herramienta de control biológico natural (complejo de enemigos naturales) está trabajando para nosotros regulando los niveles de plagas que, de lo contrario serían más abundantes y de mayor impacto en la producción. Sólo debemos permitirle que lo haga. Es decir, no hay que matarlos, sino protegerlos. Dicha "ayuda" en el control de plagas de manera natural "y sin costo", podrá expresarse en cada lote si se evitan las intervenciones químicas que tengan alto impacto negativo sobre la fauna benéfica, reduciendo sus poblaciones e impidiendo su desarrollo. En este punto sobre protección de la fauna benéfica, la selección del insecticida a usar será de suma relevancia”.
Está ampliamente demostrado que las alternativas químicas con drástica acción sobre benéficos suelen producir una rápida resurgencia de la plaga controlada (actitud que se contrapone con la búsqueda de alta residualidad) o bien causa que otras especies fitófagas del lote se conviertan en plaga, ya que su evolución ha sido favorecida por eliminación o supresión de la fauna benéfica presente.
En contraposición, el uso de alternativas de control de defoliadoras que tengan un comportamiento "amigable" con los benéficos sería la postura técnica, y a la postre económica, más recomendable frente a las condiciones que caracterizan a la presente campaña, las cuales favorecen netamente el desarrollo poblacional de enemigos naturales, potenciando así el efecto supresor de insectos plaga.
No tomar decisiones “a las apuradas”
Es el consejo de Iannone: “Especialmente para el caso de isocas medidoras, resultará conveniente no apresurarse en la toma de decisión para su control si ésta se encuentra en sus primeros estadíos larvales (isocas menores a 1,5 cm), muy susceptible al complejo de benéficos. En lotes de soja con altas poblaciones de enemigos naturales es muy probable que, por ej., de 20 "pelitos" de medidora sólo alcancen a llegar a los últimos estadios no más de 2 a 4 isocas, cuando tendrán la mayor ingesta pero con un potencial de defoliación muy disminuido gracias a los benéficos. Un agroecosistema sojero caracterizado por cultivos ya desarrollados, y no intervenido drásticamente mediante aplicaciones químicas que diezmen las poblaciones de artrópodos benéficos, se constituye en un ecosistema productivo que normalmente frena o modera las irrupciones de poblaciones de plagas como, entre ellas, las isocas defoliadoras”.
Por tal motivo, el especialista remarcó que “entre otros, resulta tan valioso el manejo del agroecosistema tendiendo a minimizar el desarrollo de plagas, antes que depender solo de la intervención química. Sin embargo, la realidad indica que es bastante común que el modus operandi para tratar de enfrentar a las plagas sea a través de la dependencia exclusiva de la herramienta química. Y muchas veces, dicha herramienta es utilizada sin el acompañamiento de argumentos que técnicamente la justifiquen, en cuanto a necesidad, tiempo (oportunidad), y forma. Los riesgos al tomar decisiones desvinculadas del manejo, reemplazando a éste solo por la acción específica de control sin mediar mucho más, es muy posible que aquellas lleguen a convertirse en la peor decisión en el corto plazo. Estos resultados están referidos a casos, no poco frecuentes, donde la decisión de control está principalmente apoyada y determinada por el “paresómetro”, o, simplemente por el temor. Lo que primero debiera controlarse es el temor en la toma de decisiones, utilizando su mejor remedio: el conocimiento”.
La elección del insecticida
Una simple pero importante cuestión (como para citar a manera de ejemplo un factor a tener en cuenta en la protección) es la elección del insecticida a usar para la implementación de tácticas de control de una plaga. Lo más aconsejado, según Iannone, “sería la selección de aquellas alternativas que protejan la fauna útil o benéfica, y que tienen un riesgo mínimo sobre el ambiente y sobre la salud del ser humano, directa o indirectamente. Sí, privilegiar alternativas que tengan mínimo riesgo sobre el hombre y el ambiente”.
Con elegir bien no basta
El profesional del INTA remarcó también que, “además de elegir bien el insecticida a usar, debemos ponerlo bien, o sea donde lo necesitamos. Entonces, también será necesario que pongamos el esfuerzo necesario en mejorar la llegada de los insecticidas al blanco. Es decir, que en lugar de colocar la mayoría de las gotas de aplicación en la parte superior del cultivo (techo), se debiera ubicar mayor cantidad de gotas en su interior, tratando de lograr una mejor distribución dentro de la biomasa vegetal (canopia)”.