La dieta materna sobre las defensas en la descendencia
El sistema inmunológico de todas las especies de mamÃferos comienza a desarrollarse durante la gestación. En el caso de los bovinos, al momento del nacimiento del ternero, su sistema inmunológico está completamente desarrollado.
Sin embargo, la susceptibilidad de los recién nacidos a los agentes patógenos es atribuible a una falta de maduración del sistema inmune del neonato. Asimismo se ha demostrado que la alimentación de los vientres durante la gestación tiene un impacto directo en el crecimiento y desarrollo sistema de defensas de sus crías.
Contemplando los aspectos fisiológicos de los bovinos durante la gestación y pos parto, en la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA se impulsa una línea de investigación que evalúa cómo afecta la nutrición de la vaca durante la gestación en la futura descendencia.
Diferentes estudios realizados en varias especies, incluyendo al hombre, han demostrado que alteraciones en los requerimientos nutricionales de una hembra en gestación pueden tener consecuencias en su progenie. Las mismas suelen generar predisposición a enfermedades, alteraciones metabólicas, cambios en la composición de la carne, retraso en la pubertad, entre otras afecciones.
Según explican los técnicos del INTA, con los estudios “procuran determinar parámetros productivos, reproductivos y sanitarios en las hijas e hijos de animales que sufrieron algún tipo de restricción durante la gestación”. Para tal fin desafían a los vientres con diferentes tratamientos durante la gestación que incluyen dietas con deficiencias proteicas, energéticas y minerales.
Programación fetal
La dieta materna es un factor condicionante de la descendencia
A pesar de que la fisiología nutricional del ternero neonato ha sido bien estudiada, el impacto de la nutrición de la vaca durante la gestación, en lo que respecta al feto y su desarrollo inmunológico, están todavía por definir. “La limitación de nutrientes durante la gestación puede hacer decrecer la condición corporal de la hembra gestante y conllevar, al momento del parto, a pérdidas productivas en relación a la recría y crecimiento del ternero”, destacan los referentes del INTA.
Mediante estudios se ha observado que “los terneros nacidos de vacas con restricción energética tuvieron bajo peso al nacer, así como también una disminución de la función inmune y antioxidante”. A su vez, “la restricción nutricional maternal puede estar afectando la habilidad del ternero para absorber las inmunoglobulinas presentes en el calostro” y en algunos casos “la composición y rendimiento del mismo calostro”.
Con el seguimiento de los efectos de la nutrición materna durante la gestación en el rendimiento de la vida temprana del ternero recién nacido, se han evaluado datos observacionales como la morbilidad y la mortalidad.
Al respecto, los informes de diversos estudios permiten observar que “vacas preñadas con más de 90 días de gestación y alimentadas a un 70% de sus necesidades de energía, producirían terneros con una mayor tasa de morbilidad y mortalidad”. En un trabajo se determinó que “terneros con niveles más bajos de IgG y de proteína total en plasma en 24 horas posparto tuvieron una mayor incidencia de morbilidad y mortalidad predestete y una vez iniciado el engorde a corral. A su vez, también reportaron “un aumento de la morbilidad general durante el período neonatal, con un incremento en la prevalencia de afecciones respiratorias y diarrea”.
Dentro de esta temática, aun son muchos los interrogantes acerca de cuáles son los mecanismos fisiológicos que se ven involucrados durante las restricciones alimenticias y si estos efectos traducidos en la descendencias tienen un impacto significativo en el resultado productivo de un rodeo para cría bovina, tanto en lo que concierne al desarrollo inmunológico como también en el aspecto nutricional y reproductivo. Por tal motivo los técnicos del INTA advierten que “se requieren mayor cantidad de estudios y seguimiento a mediano y largo plazo a fin de caracterizar esta cuestión”.