La cuestión es producir terneros y carnes en islas
Muchos productores, por seguridad, prefieren llevar las vacas a las islas para realizar la crÃa y luego del destete terminar los terneros a corral. Ese es el caso de un productor de Ramallo que pasó de ser contratista de maquinaria agrÃcola a ganadero.
En los últimos años muchas empresas grandes de siembra decidieron, generalmente por una cuestión de rentabilidad, abandonar la agricultura, dejando de trabajar varias hectáreas en diferentes zonas. Esta situación, si bien deja sin un trabajo grande, estable y seguro a diferentes prestadores de servicios agrícolas, también puede generar para el desocupado un significativo cambio de actividad y, ante la necesidad, tal vez otra oportunidad de negocio dentro del ámbito productivo.
Uno de esos casos es el de Edgardo Storti, quien prestaba servicios como contratista de maquinaria agrícola a una gran empresa de siembra que trabajaba en la zona de Ramallo y San Pedro, en el noreste bonaerense, hasta el día que esa firma decidió abandonar la acividad agrícola. La consecuencia fue que la continuidad del trabajo de Storti como prestador de servicios de maquinaria agrícola era inviable, en una zona donde prevalecen campos muy pequeños.
Fue a partir de ese momento que al desocupado contratista, se le ocurrió incursionar en la ganadería, y trabajar con los animales entre las islas del departamento Gualeguay, bien al sur de la provincia de Entre Ríos, y los bajos del partido de Ramallo, en el extremo norte bonaerense.
Para conocer el trabajo y movimiento de hacienda que se realiza desde las islas del río Paraná a los campos bajos cercanos a la costa, Nuevo ABC Rural visitó el establecimiento agropecuario de Storti, ubicado junto al camino que une las localidades de El Paraíso (Ramallo) y Gobernador Castro (San Pedro).
De contratista agrícola a productor ganadero
“Trabajaba como contratista de maquinaria agrícola para una empresa grande que sembraba muchas hectáreas en la zona, pero esta firma un día decidió abandonar la agricultura y nos encontramos con un parque importante de maquinarias y herramientas, que para ponerlas a trabajar en la zona era inviable, porque los campos son pequeños”, explicó Storti.
“Esto provocó que decidiera incursionar en la ganadería para ir creciendo de a poco, llevando con un amigo (Marcelo Martínez) animales a la isla para realizar la cría y así fue que comencé con esta nueva actividad que realizo desde hace cinco años, abandonando el rol de contratista de maquinaria agrícola”, continuó.
Actualmente el productor de Ramallo cuenta con un plantel de unas 80 vacas de cría, realizando la crianza en un campo bajo, alquilado a un vecino, lindero a un arroyo, para luego del destete realizar la terminación del ternero a corral en su establecimiento. “Es una cañada buena, por la que estamos pagando 90 kilos de carne por año y por hectárea, al valor del índice de novillo, con una carga animal de 1,4 vacas por hectárea”, indicó. “Luego del destete la terminación de los terneros se hace en campo propio a corral, con maíz, concentrado y rollo -que ahora es de arveja- todo elaborado por nosotros”, agregó.
En ese sentido, el entrevistado manifestó que “la idea es llegar a tener entre 150 y 200 vacas para justificar más la inversión”.
Por seguridad, llevar las vacas a la isla
Storti tenía 60 vacas con cría en una isla de 1.500 hectáreas, arrendada por seis o siete productores diferentes, ubicada frente al Puerto de Vuelta de Obligado, a unos 30 minutos de viaje en lancha por un riacho, aunque debió retornarlas al campo bajo de Ramallo, debido a la crecida producida en el río Paraná.
“Si bien en la zona hay muchos campos bajos con cañada como para tener los animales, preferimos llevar las vacas a la isla para realizar la cría por una cuestión de seguridad, ya que los robos en Ramallo son muy frecuentes”, lamentó. “Pero cuando hay creciente del (río) Paraná, al productor que tiene animales en la isla le quedan dos opciones: malvenderlos rápidamente, o traerlos a algún campo bajo tradicional de la zona costera o llevarlos a la Cuenca del Salado (noreste bonaerense), donde si bien el costo de traslado es mucho más importante, se pueden conseguir campos a precios más bajos, por lo que se deben evaluar las opciones”, explicó.
En ese sentido, afirmó que “cualquier animal que haya nacido en la isla se adapta muy bien al ambiente, aunque a la hora de adquirir nuevos ejemplares me inclino por las razas de cruzas índicas como Braford y Brangus, ya que naturalmente son más rústicas y de gran calidad carnicera”.
De lo contrario, comentó que “cuando se llevan los animales, hay que esperar dos o tres meses para ver si se adaptan; algunos lo hacen muy bien, pero otros no se acostumbran nunca y pierden mucho peso, por lo que hay que venderlos o traerlos a los campos convencionales para ‘levantarlos’ de nuevo”.
Características del trabajo en las islas
- ¿Cómo es la modalidad de trabajo con los animales en las islas?
- Las islas se alquilan al propietario, que puede ser el Estado o un privado, a un costo de alrededor de 35 pesos por vaca por mes, dependiendo de las cualidades y estructura del campo, siendo más barato que un bajo en la costa. Este precio incluye la vigilancia de los animales que, debido a las características del terreno, se realiza a caballo con cuatro o cinco personas, mientras que la atención sanitaria corre por cuenta del inquilino.
Como no se pueden sembrar pasturas o verdeos, crece el pastizal natural, generalmente de buena calidad y en forma abundante, además de contar con especies acuáticas como la verdolaga (así la llaman los isleños) que se desarrolla flotando en el agua de los esteros y también es de buena calidad y muy aceptada por los animales.
- ¿Qué carga animal soporta la isla?
- Alrededor de una vaca cada tres hectáreas. Pero depende de la calidad del campo, ya que algunas islas son más salinas y bajas que otras y cuando sube el río se inundan más fácilmente, aunque en verano la vaca mientras tenga un lugar seco para dormir, con hasta 20 centímetros de agua come igual, pero en el invierno hay que sacarla.
- ¿El engorde es bueno?
- Sí, la vaca que se adapta o nació en la isla está mejor que en un campo convencional, porque está tranquila, ingresa a comer en los esteros y se siente muy cómoda ya que además, en caso de tener que cruzar un riacho, puede nadar sin problemas. Los terneros con las mismas condiciones logran alcanzar los 180-200 kilos de peso, al mismo tiempo que en un bajo natural convencional.
Parición y creciente del río, los mayores inconvenientes
- ¿Qué contras tiene respecto a los campos convencionales?
- Uno de los problemas más grandes es la parición, ya que los animales al estar tan dispersos y en un terreno de muy difícil acceso, ante cualquier inconveniente se complica la subsistencia del ternero, por lo que el porcentaje de mortandad pos-parto es más alto que en tierra firme.
El problema comienza porque no se pueden apartar los toros, debido a que la estructura general de los campos es muy precaria, con alambrados en regulares condiciones, y en consecuencia los nacimientos son muy parejos, ocurren en cualquier época del año. Si se pudieran apartar los toros, los nacimientos se podrían estacionar de julio a septiembre, cuando no hace tanto calor, evitando así las moscas y diarreas.
- ¿También las crecientes del río son un problema?
- Sí, porque obligan a movilizar todos los animales, lo que significa un costo adicional de traslado, que según la distancia ronda los 120 pesos por vaca y por viaje. Pero si pasan varios años sin crecidas, uno se ahorra ese traslado y solo afronta el de los terneros.
Trabajo sanitario similar al de un campo convencional
- ¿Cómo se realiza el trabajo sanitario?
- De la misma manera que en un campo convencional. Lo debe realizar cada inquilino con su médico veterinario. En la época de vacunación (la de marzo arrancó el día 5), ahora y en la primavera, el Senasa de Ramallo provee los materiales, pero hay que ir a la isla y ayudar al personal a encerrar a los animales para luego realizar la vacunación.
- ¿Hay muchos problemas de patas y parásitos por la humedad?
- No, porque si la vaca come con agua y después tiene un lugar seco para dormir, no tiene más problemas que un campo tradicional, se controla fácilmente. Sólo puede haber un poco más de problemas de conjuntivitis por el reflejo del sol en el agua, especialmente en los animales denominados “cara blanca”.
“El precio se va acercando un poco más a la realidad”
- ¿A qué valor se está vendiendo la hacienda?
- El precio del gordo hoy (principios de marzo) está a 18 pesos el kilo, mientras que la invernada que históricamente siempre valió más, está a casi al mismo precio, bastante equilibrado.
- ¿Está acorde a los costos de producción?
- Estuvo mucho tiempo sin aumentar, pero hoy se va acercando un poco más a la realidad.
Fuente: Luciano Venini