Perspectivas de rendimiento en trigo
En escasos días comenzará la siembra de trigo en la provincia de Entre Ríos correspondiente al ciclo 2020/21, señaló en su reporte semanal el Sistema de Información de Bolsa de Cereales de Entre Ríos (SIBER).
Normalmente, la fecha de siembra se extiende desde mediados de mayo a mediados de julio. La intención de siembra sería muy similar a lo acontecido en el ciclo 2019/20 que tuvo un área de 443.100 ha.
Los datos agroclimáticos, como, por ejemplo, la precipitación acumulada en los meses previos a la siembra, el tipo de cultivo antecesor y su rendimiento son una fuente de información que puede ayudar a estimar el rendimiento de trigo. Esta herramienta puede ser empleada para cuantificar el riesgo para alcanzar el rendimiento de indiferencia, es decir la cantidad de kg/ha que se deben obtener para cubrir los costos o también para ajustar el nivel de fertilización en base al rendimiento esperado.
A partir de datos agroclimáticos pertenecientes a la Bolsa de Cereales de Entre Ríos se analizó las perspectivas de rendimiento para la provincia de Entre Ríos.
Precipitación acumulada de febrero a marzo
El SIBER mostró la precipitación promedio para los meses de febrero a mayo y su variación en relación al año 2020 para la provincia de Entre Ríos. El valor histórico se calculó en base a una serie histórica de 16 años.
El promedio acumulado histórico del 01/febrero al 31/mayo se ubica en 460 mm.
En relación a lo registrado en el año 2020 se observó una disminución en todos los meses (aunque cabe aclarar que la lluvia de mayo es el acumulado al día 14). Al día 14 de mayo, el promedio acumulado presenta una caída del 48 % (224 mm).
El SIBER aclarara, que si bien el promedio acumulado de febrero al 15 de mayo del 2020 obtenido de la red pluviométrica de la Bolsa de Cereales de Entre Ríos da un valor 243 mm, no tuvo una distribución homogénea en el territorio.
Gran parte del centro – Sur de la provincia tuvo un acumulado de 170 mm. Este sector abarca el 30 % del territorio agrícola y en relación al ciclo 2019/20, en esta región se concentró el 42 % (184.000 ha) del área cultivada.
El 45 % de la región tuvo un promedio acumulado de 250 mm, con respecto al año pasado, en este sector se concentró el 53 % (233.000 ha). Los mayores montos con un promedio acumulado de 350 mm abarcaron el 25 % del territorio posicionado en el centro – Norte. No obstante, en esta región solamente se implantó el 5 % (24.800 ha) del cereal en el ciclo 2019/20.
Con relación a la variación de la precipitación, el 65 % (431.330 ha) del territorio presenta un faltante de 265 mm.
Precipitación acumulada de febrero a marzo
La variable con mayor peso en la definición del rendimiento es el agua útil en el perfil edáfico. Las reservas hídricas que utiliza el trigo provienen de las precipitaciones previas a la siembra, en su mayor parte, ya que los meses de junio, julio y agosto poseen normalmente montos escasos.
Milisich y col. (2006) publicaron que, con adecuadas reservas hídricas en el suelo generadas en el otoño y precipitaciones normales en el periodo crítico de crecimiento de la espiga, son los mejores escenarios para obtener altos rendimientos de trigo en Entre Ríos.
Se seleccionaron las nueve últimas campañas en las cuales la precipitación acumulada de febrero a mayo fue inferior a 460 mm, es decir, del promedio histórico.
En base a la precipitación promedio acumulada al 15/May/2020, el modelo proyecta un rendimiento promedio de 2.540 kg/ha con un desvío de ± 407 kg/ha.
Cultivo antecesor
El Nitrógeno es el nutriente que mayor predominio tiene en el análisis económico de la fertilización y cuenta, en general, con una relación costo/beneficio positivo.
El maíz presenta una alta demanda de Nitrógeno, al igual que la soja, sin embargo, la oleaginosa cubre gran parte de su consumo a través de la fijación biológica.
Cuando se presenta un escenario adverso, como puede ser un severo déficit hídrico, limita el consumo de Nitrógeno en el maíz o la soja y por lo tanto, se genera un aporte extra al siguiente cultivo (en este caso el trigo). Una situación inversa se puede presentar con condiciones óptimas de reservas hídricas en el período crítico del maíz y la soja, lo cual ocasiona un gran consumo de Nitrógeno y limita las reservas al cultivo sucesor.
Para el caso del efecto del rendimiento del cultivo antecesor se analizaron los datos de las últimas 18 campañas, pero se descartaron los años donde en los meses de setiembre y octubre donde se registraron más de 10 días con precipitaciones, ya que existe un efecto negativo en el rendimiento por fusarium o mayor impacto de enfermedades foliares.
Soja. El cultivo antecesor soja, si el rendimiento promedio provincial de soja se posicionara en 2.000 kg, se proyecta un rendimiento esperado de trigo de 3.124 kg/ha con un desvío de ± 384 kg/ha.
Maíz. El cultivo antecesor maíz, si el rendimiento promedio provincial de maíz se posicionara en 6.600 kg/ha, se proyecta un rendimiento esperado de trigo de 2.876 kg/ha con un desvío de ± 320 kg/ha.
Conclusiones:
El SIBER indica que, de registrarse precipitaciones normales en los meses de los meses de junio a agosto y de no presentarse lluvias excesivas en setiembre y octubre, existen buenas expectativas de que el productor logre un retorno por la inversión a efectuar en el trigo. Aunque, sería muy favorable una mejora en las reservas hídricas hacia el centro – Sur y específicamente en el sector Suroeste.
Por otra parte, cabe recordar que en publicaciones anteriores se había estimado el rendimiento de indiferencia para el cultivo de trigo en el ciclo 2020/21, donde a nivel zona los mínimos se ubicaban en 2.170 kg/ha (sector Oeste sin arrendamiento) y máximos de 2.620 kg/ha (sector Sur con arrendamiento). Todos los podemos concluir que existen altas probabilidades de que el productor logre un retorno por la inversión realizada.
Fuente: BolsaCER