La otra cara de la silvicultura
Actualmente, la silvicultura se encuentra en expansión en Latinoamérica y Asia, mientras que experimenta una tendencia continua a la baja en Europa y América del Norte.
Si bien los debates sobre los bosques en el mundo se centran hoy en los aspectos relacionados con la biodiversidad y la ecología, tienden a pasar por alto los retos laborales en la silvicultura.
Según expertos, este sector incluye todos los trabajos de campo requeridos para establecer, regenerar, gestionar y proteger la floresta y recolectar sus productos.
Actualmente a nivel global cerca de 14 millones de trabajadores formales se desempeñan en la rama, lo que representa en torno al uno por ciento del empleo en el orbe.
Sin embargo, se calcula que la cifra real del personal total es probablemente muy superior, debido a una informalidad generalizada, sobre todo en los países del llamado Tercer Mundo.
La producción comercial equivale al 0,4 por ciento del Producto Interno Bruto del planeta, pero el valor de los bienes y servicios no mercantiles que proporcionan los bosques excede posiblemente el de esa magnitud.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las labores en la silvicultura se caracterizan con frecuencia por un elevado grado de informalidad.
Esto quiere decir que hoy, según datos disponibles, los trabajadores en esa categoría constituyen entre el 66 y el 72% del empleo formal.
También la existencia de explotaciones ilegales, baja productividad,insuficientes salarios y condiciones peligrosas de trabajo, son rasgos de la actividad en la esfera.
La OIT sostiene en un reciente informe que es necesario garantizar protección, preparación y la labor educativa de la mano de obra.
Asimismo, valora la conveniencia de facilitar el diálogo social entre empleadores, trabajadores y administraciones públicas, a fin de abordar tal déficit.
De igual modo considera que todo ello puede coadyuvar a realizar el potencial de consecución de un empleo sostenible y condiciones de trabajo decentes en el sector.
Actualmente una decena de países concentran más del 60% del empleo silvícola total. A China, con 3,5 millones de empleos formales, le corresponde el 26%.
No solo el medio ambiente
A juicio de expertos, los bosques, que ocupan el 30 por ciento de la superficie del planeta, no solo prestan servicios medioambientales indispensables, como las fuentes y cuencas hídricas, el mantenimiento del equilibrio hidrológico, la protección de los suelos y el reciclaje de gases atmosféricos.
Representan además posibilidades de crear más empleos, en particular mediante las labores de reforestación, agro-silvicultura y la gestión sostenible de los bosques.
La silvicultura, como se ha señalado, se caracteriza por un alto grado de trabajo informal, deficientes condiciones laborales, de empleo y de seguridad y salud y baja remuneración salarial.
Debe enfatizarse además que los lugares de trabajo suelen ser temporales y dispersos, y la informalidad generalizada hace de las inspecciones de labor una actividad muy difícil.
De acuerdo con especialistas de la OIT, puede afirmarse, sin temor a equivocaciones, que se trata de una de las ocupaciones más peligrosas.
No es fortuito que se reporten con frecuencia accidentes, provocados las más de las veces por una deficiente organización y supervisión.
El origen de esos lamentables sucesos suele encontrarse igualmente en el uso de herramientas y equipos inadecuados y en una planificación poco acertada.
A ello se añade la falta de destrezas y competencias de trabajadores, supervisores y gestores.
Expansión en Latinoamérica
Actualmente, la silvicultura se encuentra en expansión en Latinoamérica y Asia, mientras que experimenta una tendencia continua a la baja en Europa y América del Norte.
En el mundo se obtiene anualmente tres mil 500 millones de metros cúbicos de madera, la cual constituye el producto silvícola más importante.
De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), el mercado de productos forestales ocupa el tercer lugar a escala internacional, luego del petróleo y el gas.
Una diferencia notable entre los países ricos y los subdesarrollados radica en que en estos últimos el 80% de la madera se utiliza como combustible, mientras que en los primeros se destina a la industria.
Según la FAO, en la región se elaboraron últimamente varios programas de cooperación bilaterales y multilaterales, sobre manejo sostenible de los bosques.
Por otra parte, cabe mencionar que a nivel mundial las mujeres están enormemente subrepresentadas en los ámbitos de la gestión y la toma de decisiones, y suelen verse atrapadas en labores de escasos reconocimiento y remuneración.
La Silvicultura (del latín silva, selva, bosque; y cultura, cultivo) es la atención de los bosques o montes y también la ciencia que trata de estos.
Forman parte de su campo el arte de crear o conservar un bosque, y la teoría y la práctica de regular el establecimiento de una masa arbórea, su composición y desarrollo; para ello se apoya en ecología, edafología y climatología, entre otras disciplinas.
Prensa Latina