Lechugas más frescas con menos agua
Los cultivadores de lechugas pueden reducir la cantidad de agua que aportan a sus campos en un 25 %.
Así lo afirma un equipo de investigadores participantes en un proyecto europeo en el que se está estudiando la influencia del cambio climático y la globalización en el cultivo de frutas y verduras.
El proyecto VEG-I-TRADE («Impacto del cambio climático y la globalización en la seguridad de los productos frescos como factores determinantes en una cadena de suministro de soberanía alimentaria sin concesiones»), que estará en marcha hasta 2014, está financiado con 5 999 997 euros mediante el tema «Alimentos, agricultura y pesca, y biotecnología» del Séptimo Programa Marco (7PM) de la UE.
En él se reúnen veintitrés socios entre los que se encuentran universidades, institutos científicos, pequeñas y medianas empresas (PYME) y socios industriales de gran tamaño de diez países distintos, a saber, Bélgica, Brasil, Egipto, India, Países Bajos, Noruega, Serbia, Sudáfrica, España y Suiza.
El sector agrícola absorbe el 70 % de los recursos hídricos y por tanto es necesario que los agricultores, en especial los del arco mediterráneo, reduzcan el empleo de agua mediante estrategias de gestión hídrica más eficientes, sobre todo si se tiene el cuenta que el cambio climático reducirá la disponibilidad de este elemento y aumentará las temperaturas aún más que hasta ahora. Esta escasez hídrica emergente es un reto de magnitud global al que es necesario dar una solución si se pretende adoptar un estilo de vida más sostenible.
Además de anticipar los efectos de la escasez de agua, los resultados de VEG-I-TRADE muestran que un menor empleo de agua contribuye a aumentar la durabilidad de las lechugas recién cortadas, reduce los costes de explotación agrícola y mejora la sostenibilidad.
En el Departamento de Ciencia y Tecnología de los Alimentos del CEBAS-CSIC, uno de los socios de VEG-I-TRADE, han investigado la influencia de distintos regímenes de riego en la calidad y la seguridad de dos tipos de lechuga: romana e iceberg.
Durante tres años efectuaron distintos experimentos en la finca de Primaflor en el municipio de Pulpí (España), uno de los principales productores de lechuga de Europa. En el experimento se probaron distintos regímenes de riego: un 50 % y un 25 % más de agua, un 50 % y un 25 % menos de agua, y la misma cantidad de agua a modo de control. Los resultados muestran que una reducción del 25 % del riego alarga la vida útil, es decir, aplaza la fecha de caducidad del producto, reduce el tono marrón que adopta el corte en el tronco de la lechuga y preserva la calidad microbiológica.
Los investigadores descubrieron que en las lechugas a las que se administró un 25 % y un 50 % más de agua de riego se observó el efecto contrario. Por tanto, la reducción considerable del riego presenta un efecto económico positivo, una buena noticia para muchos agricultores afectados por la crisis económica actual. En el experimento práctico de VEG-I-TRADE, el empleo de un programa optimizado de gestión hídrica permitió ahorrar 200 euros por hectárea y año. Además, si el empleo de menos agua genera lechugas más sanas y sabrosas, los consumidores también saldrán ganando.
Los socios de VEG-I-TRADE también investigan virus y bacterias como E. coli, micotoxinas y residuos de plaguicidas en las frutas y las verduras. VEG-I-TRADE se dedica al estudio de la posible influencia de la globalización y el cambio climático en este tipo de productos.
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