Un ilícito sin control quedesacopla a Argentina de la región
El paÃs tiene el menor porcentaje de reconocimiento de la propiedad intelectual respecto de sus vecinos; contrapuntos sobre las responsabilidades
En Uruguay, en un 97% del área con soja se reconoce la propiedad intelectual del germoplasma. Abarca un 70 a 75% de la superficie en Brasil, un 55 a 60% en Bolivia y, según las campañas, de un 35 a 45% en Paraguay.
La Argentina da la nota en la región: solo se reconoce la propiedad intelectual en un 30%, el nivel más bajo de la historia y el menor de América del Sur. Aquí, de los 20 millones de hectáreas con el cultivo, un 15% se siembra con semilla fiscalizada. El 85% restante no pasa por ningún proceso de fiscalización. De todos modos, dentro de este porcentaje un 15% del área es uso propio que reconoce la propiedad intelectual pagando una regalía extendida.
En el país hay 14 millones de hectáreas que están en una zona gris. ¿Cuánto es uso propio autorizado por la ley de semillas 20.247 de 1973 y qué porcentaje bolsa blanca comercializada ilegalmente de productor a productor por vía de otro actor comercial?
Se cree que un 40 a 45% podría ser bolsa blanca, un negocio que ronda entre los US$ 300 y 400 millones.
En la Asociación de Protección de las Obtenciones Vegetales (Arpov) citan trabajos que estiman que un 5% o menos del área se siembra con variedades de más de cinco años de antigüedad que no están bajo los acuerdos de regalías extendidas. El 95% se hace con variedades modernas, pero reconoce la propiedad intelectual sólo un 30%, entre fiscalizada y regalía extendida.
"Los productores en su gran mayoría prefieren y eligen usar las nuevas y mejores variedades que se lanzan al mercado, pero esta elección y uso de las variedades más modernas y nuevas no se refleja en el reconocimiento de la propiedad intelectual", alertó Manuel Mihura, presidente de Arpov.
El desacople de la Argentina tiene consecuencias. En el país, según Rodolfo Rossi, director de investigación global en soja de Nidera, "los programas de mejoramiento locales están en una etapa de congelamiento en cuanto a inversiones y crecimiento". Por el contrario, en Brasil, las mismas compañías argentinas que allí comenzaron abasteciendo productos se encuentran en franca expansión. Y las inversiones allí están creciendo a una tasa anual 5 veces mayor que la local.
En el país el "congelamiento" del crecimiento conlleva otra situación: la pérdida de empleos. "Entre los despidos de 2014 y en lo que va de 2015 la industria está despidiendo el 8% de su empleo directo", graficó Alfredo Paseyro, presidente de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA). Son unos 640 empleos calificados menos en un universo de 8000 que tenía el sector.
En la zona gris que hay entre el uso propio y la bolsa blanca algunos apuntan que el uso propio debería ser regulado. El miércoles pasado en una reunión con diferentes actores de la cadena, el secretario de Agricultura, Gabriel Delgado, presentó un sistema integrado para hacer una trazabilidad de la semilla. Allí el productor deberá informar si se guardó semilla para uso propio, cuánto y de qué variedad. El sistema comenzaría en la próxima campaña.
Vale recordar, no obstante, que ya está la resolución 80/07 del Inase que creó un registro con ese fin para los que superan las 2000 toneladas de soja o trigo. Pero no se cumple.
BOLSA BLANCA
Otros destacan que se debería avanzar aun más en el control sobre la bolsa blanca. ¿Es una cuestión cultural su uso? ¿Está el Inase en condiciones de frenarla?
El debate resurge en el contexto de la activación del sistema de Monsanto para controlar en los puntos de entrega del grano si la soja que llega tiene su tecnología Intacta.
Para Carlos Balbi, gerente del departamento de autógamas de Nidera, falta una legislación que permita el control de la bolsa blanca.
"Con el marco legal actual es casi imposible controlar el comercio ilegal de semilla ya que el Inase tiene muchas dificultades para diferenciar lo que es grano de lo que es semilla en un campo o en un silo de chapa o silobolsa. Sin una legislación que regule el uso propio y delimite bien los alcances de lo que puede hacer cada agricultor es casi imposible controlar al que tiene semilla almacenada para su posterior venta", afirmó.
Mihura agregó: "Es clave que el Inase pueda tener un rol más protagónico. Precisa poder trabajar integradamente con otros organismos de fiscalización y control, como así también poder disponer de mayores recursos para poder mejorar e incrementar la gestión y combatir la semilla ilegal".
En la producción defienden el uso propio amparado por la ley y creen que la bolsa blanca va perdiendo relevancia. Juan Pablo Ioele, asesor, señaló que eso ocurre ya que la capacidad de acopio que le dio el silobolsa al productor le permite guardarse las semillas para uso propio sin necesidad de salir a buscarla en el período de siembra.
"El dilema es saber qué proporción hay de uso propio legal y cuál proviene del mercado negro. El desafío sería generar una regulación eficiente", subrayó Ioele.
Jorge Solmi, vicepresidente segundo de Federación Agraria Argentina (FAA), recordó que en 2006 esa entidad presentó una propuesta para identificar el uso propio. En tanto, en su opinión, la bolsa blanca "no es una cuestión de cultura" por parte de los agricultores.
"La única cultura que tiene el productor es sobrevivir. Uno de los principales problemas en la bolsa blanca es el régimen de regalía extendida, porque el productor se tiende a ir del régimen porque es un trámite que complica la comercialización de semilla y porque es engorroso", dijo Solmi.
De acuerdo a diversas estimaciones, el año pasado la bolsa blanca costó entre 3 y 5 dólares menos que la certificada. Y no paga 21% de IVA.
Para Balbi, el costo que paga el productor por el mejoramiento es bajo. Hoy el costo de la semilla para hacer una hectárea esta entre el 5 y 7% del total. De esos porcentajes, los obtentores capturan un 10%. "El costo del mejoramiento es menos del 1% del total que gasta para implantar una hectárea de soja", concluyó.
Fuente: Fernando Bertello | LA NACION