El conflicto en el Puerto, a punto de solucionarse
Esta semana se termina la conciliación obligatoria en el conflicto laboral en Terminal Puerto Rosario (TPR), pero en la empresa concesionaria de los muelles locales hay confianza de que en las negociaciones que se llevan a cabo en el Ministerio de Trabajo de la Nación lleguen, nunca mejor dicho, a buen puerto.
El acuerdo que se está tejiendo comprende la jubilación del personal que está en edad avanzada y el retiro gradual de empleados que la empresa considera improductivos, en ambos casos con pagos extra por sobre lo que disponen las normas laborales. Al mismo tiempo se plasma el compromiso de ingreso de nuevos empleados a planta permanente (sueldo de arranque de $16,000), como los 22 que se tomaron recientemente pero que el gremio objetó porque quería que fueron otros los que se “mensualicen”. También hay sobre la mesa de diálogo un plan de adecuación de TPR con la cuota sindical, que es lo único que se debe ya que no hay deuda en jubilaciones y ART con el personal.
La delicada situación del comercio exterior, que este año tuvo un terrible derrape tanto en importaciones como en exportaciones, hizo lo suyo para que el Ministerio de Trabajo mostrara esta vez, a diferencia de las anteriores, más fuerza para que se logre un entendimiento entre las partes.
Lo cierto es que la decisión de TPR de ponerse firme ante la avanzada sindical, por ejemplo en no pagar los días de conflicto en noviembre (no fue un paro legal sino que no se acató una conciliación obligatoria dictada) también contribuyó a que el gremio de los estibadores (Supa) se sentara a negociar, tras varias ocasiones sin acatar la conciliación. Además, se abrieron algunas grietas entre trabajadores y la conducción gremial.
¿Por que? Es que, para el directorio del Enapro, sobrevuela la sombra del abogado laboralista Juan Carlos Lombardi, histórico asesor del Supa, como el cerebro de este reclamo sindical que es visto como punta de lanza para lograr otros negocios en el puerto, como obtenía el gremio en tiempos de Guillermo Salazar Boero. Es que Vicentín barrió el “loteo” de negocios que hacía Salazar en los muelles (no sólo con el Supa) y lo reemplazó con contratos de tercerización a empresas del palo (como el caso de Milisenda), a imagen de los grandes puertos cerealistas. Y, ahora estiman en el directorio del ente portuario, luego de permanecer un tiempo acobachado esperando que la empresa se recupere del desastre de la caída de Salazar y hunda inversiones, a lo que apostaría el mentor jurídico del gremio es a volver a ocupar negocios en el muelle y por eso presiona con los reclamos sindicales.
Fuente: Punto Biz