Consumo de pollo crecerÃa por alza del valor de carne vacuna
Durante julio, el consumo interno de carne avÃÂcola dispuso de 151 mil toneladas. Analizado ese volumen permite proyectar una demanda doméstica de 45 kilos por habitante.
La reciente suba en el precio del ganado y de la carne se da en el marco de una oferta récord de carne aviar. Según datos oficiales del Ministerio de Agricultura de la Nación, durante julio (último dato publicado) el consumo de pollo se habría recuperado hasta superar los 42 kilos por habitante; pero según datos del Centro de Empresas Procesadoras Avícola (Cepa), la producción de carne aviar en julio habría sido 179.635 toneladas, lo que descontando las 28 mil toneladas exportadas, habría permitido librar al consumo interno más de 151 mil toneladas. Este volumen, si se lo anualiza, marcaría un consumo interno de 45 kilos per cápita, récord histórico.
Según publicó La Voz del Interior, la producción de pollo bajó en los primeros meses del año, pero luego se recuperó y hoy la oferta acumulada iguala el alto nivel del año pasado; al caer las exportaciones (10 por ciento en los primeros siete meses), aumenta el volumen volcado al consumo local.
El consumo conjunto de carnes (vacuna, aviar y porcina) se ubicaría hoy unos 117 kilos por persona, un récord a nivel mundial. En Uruguay, por ejemplo, se consumen unos 97 kilos en total, incluyendo la carne ovina.
Hace tres décadas, cuando no había explotado la producción de pollo, un kilo de asado valía aproximadamente lo mismo que un kilo de pollo. Ese cociente evolucionó en la década de 1990 hacia un 2:1; y hoy, después de los últimos aumentos de la carne vacuna, el asado vale entre tres y cuatro veces lo que vale el pollo. Midiéndolo en términos de gasto, hoy un argentino gasta el 78 por ciento de su presupuesto en “carnes” (excluyendo el cerdo), en carne vacuna y el 22% en pollo.
En los últimos tiempos, trabajando a pérdida, y favorecida por el bajo precio relativo del maíz (retenciones, atraso cambiario, límites a la exportación), la carne de pollo se ha abaratado cada vez más en relación a la carne vacuna, que de todos modos sigue subiendo. Esto confirma la hipótesis que asegura que existe una baja elasticidad cruzada de la demanda entre ambos alimentos.
Entre 2005 y 2014, el número de establecimientos ganaderos cayó de 237 mil a 204 mil; o sea, en nueve años desaparecieron 33 mil establecimientos ganaderos. Si hay 6,5 millones de cabezas menos que 10 años atrás, y 33 mil establecimientos ganaderos menos, es razonable suponer que el empleo en el sector ganadero ha caído en la misma medida.
Un consultor especializado en empleo en el sector agropecuario nos observa que en la gran mayoría de los establecimientos ganaderos que él asesora, y para los cuales consigue personal, ha racionalizado la cantidad de personas ocupadas más que proporcionalmente a la caída del stock ganadero. Esto obedece a la tercerización de labores agrícolas, a la falta de personal idóneo en materia de ganadería, a la caída de la rentabilidad y al aumento de los costos de personal en términos reales.
El consultor nos dice también que en muchos campos chicos ya no hay cuidador o puestero, y que el dueño va en la semana a vigilar (desde la camioneta) el estado de aguadas y alambres.
Siempre, cuando se habla de la pérdida de empleo en la cadena de ganados y carnes, se habla de los 15 mil puestos perdidos en la industria frigorífica, pero puede estimarse que la pérdida de puestos de trabajo en la producción ganadera probablemente supere esa cantidad.