El sector productivo está en una situación crÃtica
El Colegio de Profesionales de la AgronomÃÂa de Entre RÃÂos (Copaer), dio a conocer un documento en el que se hace una radiografÃÂa de la crÃÂtica situación del sector productivo y las consecuencias negativas en la sociedad entrerriana.
El COPAER, Colegio de Profesionales de la Agronomía de Entre Ríos, emitió un comunicado en el que analiza y destaca la situación crítica del sector productivo de la misma provincia. A continuación el comunicado del Colegio, que fue destacó por el sitio web "Mundo Rural":
“El sector agroalimentario de la provincia de Entre Ríos, conformado por las cadenas de valor originadas a partir de la producción agropecuaria, es sin lugar a dudas uno de los principales formadores del PBG, ya sea por su aporte directo a dicho valor como por los aportes de las actividades conexas vinculadas (transporte, financiamiento, comercio). Es de conocimiento general que la mayoría de las poblaciones diseminadas en la provincia dependen económicamente de la actividad agropecuaria y/o agrotransformadora, y una buena performance de las mismas repercute en mayores posibilidades de desarrollo local y bienestar de los habitantes de aquellas.
El empleo directo en numerosas localidades de Entre Ríos generado por el sector agropecuario es de alrededor del 40 %; hecho de fuerte incidencia también en la a dinámica del comercio en general de las mismas. En suma, es preocupante el impacto social negativo que puede acontecer de no revertirse la actual situación apremiante en el sector;hechos que repercuten de modo desfavorable sobre la cadena de pagos, frustraciones, desánimo y dificultad que generan escenarios como el descripto. Lo expresado debe ser indicador para adecuar políticas en el corto plazo, a los efectos de que el sector pueda adoptar las decisiones empresarias para producir.
El desarrollo de la producción primaria ha sufrido transformaciones desde mediados de la década de los 90’ a la fecha, con el fenómeno de agriculturización liderado por el cultivo de la soja. El crecimiento de la superficie agrícola está en el orden del 154 %, ocupando tierras con aptitud agrícola y desplazando a la ganadería hacia áreas de menor productividad. Entre las campañas 2001/02 -2011/12 el aumento de área agrícola fue de casi el 32 % hecho que denota un avance de la “pampeanizacion” de áreas entrerrianas con una sustitución de actividades generada por la rentabilidad agrícola, a partir del uso de un paquete de tecnología de insumos y de procesos que fue estimulo q un relajamiento de las restricciones al uso del suelo en muchas de esas zonas. Paralelamente se produjo una sustitución de actores en la producción agrícola; la mayor parte de la superficie agrícola en estas nuevas áreas se llevaría a cabo en términos de contratos de arrendamiento o figuras similares. Ello se deriva de la necesidad de incrementar la escala de producción para definir el punto de equilibrio operativo en cultivos agrícolas. Un efecto colateral de este proceso fue la profundización del cierre de unidades productivas familiares de tamaño reducido, transformándose sus propietarios en pequeños rentistas o inmigrantes en ciudades; y en contrapartida una acentuación del proceso de concentración de la tierra en pocas manos. O sea que el modelo de incremento productivo agroalimentario va de la mano con la disminución de productores primarios involucrados en el mismo.
Los altos precios internacionales de los commodities, y una tasa de cambio adecuada, fueron el atractivo que impulsó el notable crecimiento de las actividades agropecuarias, con la aplicación de paquetes tecnológicos que permitían la expansión de la frontera agrícola-en muchas oportunidades a expensas de las economías regionales-. Paralelamente, a partir del año 2003 el Estado Nacional comienza a aplicar instrumentos de política de precios que sustraen parte de la rentabilidad del productor agropecuario. La situación de altos precios de los commodities en los mercados internacionales, permitió que la sustracción de renta no fuera determinante para detener el crecimiento de las actividades productivas, pero si actuó y actúa como mecanismo determinante para la elección de los cultivos a sembrar. El ajuste en la rentabilidad agrícola, se traduce en un aumento de la superficie de soja, en detrimento de trigo, sorgo, girasol y maíz, debido a la mejor relación costo-beneficio que ofrece este cultivo, lo cual impacta negativamente sobre la rotación de cultivos, necesaria para conservar la calidad del suelo.
Asimismo se realizaron intervenciones en los mercados de actividades como la producción de leche y la ganadería vacuna, determinando la drástica reducción de exportaciones y efectos negativos sobre los precios y los volúmenes producidos. Argentina pasó de ser el tercer exportados mundial de carne vacuna al onceavo puesto; la producción láctea se mantiene en los mismos niveles que a fines del siglo pasado, y han desaparecido un gran número de tambos.
La situación actual se enmarca en una sustancial reducción de los márgenes de rentabilidad de la producción agrícola, y restringe la producción ganadera y lechera que afectan las decisiones de inversión, gradual afectación de las actividades de otros segmentos de las cadenas agroalimentarias (cierres de plantas procesadoras), resintiendo seriamente la sustentabilidad económica del productor y generando escenarios inestables para la conservación del recurso natural.
En este contexto, no menos son afectados los servicios que realizan los profesionales de la ingeniería agronómica, atento que en muchas ocasiones es una de las primeras variable de ajuste del productor, ante un desfavorable escenario económico para su empresa agropecuaria.
Distintas entidades que nuclean a diversos estamentos vinculados a la producción agropecuaria entrerriana, se han manifestado sobre la debilidad en la cual se encuentra el sector agropecuario. Se ha expresado el contraste económico de agregar tecnología a los cultivos, la diversificada presión tributaria a la producción, crecientes costos internos o la excesiva intervención estatal en el comercio, variables que han generado dificultades serias al sector.
Organizaciones como Aacrea, Aapresid y Maizar han alertado que las condiciones económicas actuales impactan negativamente en la cadena de valor de este grano determinando la falta de rentabilidad en la mayoría de las zonas maiceras, con el riesgo de una caída en la inversión, producción y empleo que genera esta actividad. No debe olvidarse que este cultivo es el insumo básico para actividades vitales para la provincia como la avicultura.
Ante la situación que se puede apreciar de los párrafos precedentes el COPAER quiere manifestar su profunda preocupación por la misma y expresar su convicción acerca de la necesidad de modificar las variables que han generado el estancamiento del sector y de tal forma permitan retomar la senda de crecimiento que luego de la crisis marcó el sector agroalimentario.”