La producción de leche caería por segundo año seguido
Productores e industriales estiman una merma de 1,5% en el volumen. En 2013 también bajó, luego del récord de 11.300 millones de litros alcanzado en 2102.
El comportamiento antagónico del clima (primero la sequía de diciembre y enero y luego las inundaciones de febrero y marzo), las dificultades financieras de los productores y la incertidumbre de la industria respecto al desenvolvimiento del comercio durante el presente año hacen que los pronósticos de producción de materia prima sean menores a los registrados en 2013.
Al menos esa es la foto que comporten la industria y los productores lecheros, cuando han transcurrido tres meses del calendario 2014.
“A fin de año puede haber una disminución de alrededor de 1,5 por ciento respecto a 2013, cuando el volumen ya también había caído respecto a 2012”, aseguró a La Voz del Interior
Carlos Brave, productor lechero de Alejo Ledesma y coordinador de la Mesa Nacional de Productores de Leche. Representantes de la entidad nacional que agrupa a los tamberos de todo el país se reunieron el jueves con el gobernador José Manuel de la Sota, con quien analizaron la situación del sector.
En la industria también hay certeza de que habrá menos leche que el año pasado. Si bien se espera que durante la próxima la primavera la producción repunte, no será lo suficiente para lograr los volúmenes alcanzados en 2013. No obstante, hay coincidencia entre los productores y la usinas lácteas sobre que el abastecimiento interno de leche está totalmente garantizado.
Según publicó La Voz del Interior, la merma que se espera en la producción es una conjunción de diversos factores. El clima viene complicando las labores en los tambos desde diciembre pasado, cuando la sequía afectó a las principales cuencas lácteas del país. La llegada de las lluvias en febrero revirtió ese panorama, pero los excesos registrados en varias regiones productivas complicaron el desempeños de los rodeos. En la zona de Canals, por ejemplo, la productividad de las vacas cayó 20 por ciento.
El otoño tampoco será fácil de sobrellevar. Se esperan lluvias por encima de lo normal y las pasturas con exceso de humedad no aportan la proteína necesaria para convertirse luego el leche.
Las dificultades financieras que atraviesan muchos productores, debido al desfasaje entre los costos y el precio que reciben por la leche, son otra de las razones que impactan sobre la actividad. “No hay dinero suficiente para mantener la suplementación en la dieta de las vacas lecheras y para confeccionar las reservas forrajeras necesarias para atravesar el invierno. Bajo estas circunstancias, la producción se reciente”, agregó Brave.
El escaso incentivo que genera el precio actual de la leche es otro de los factores que los tamberos identifican como un freno para la producción. Aseguran que la industria pagará en marzo un promedio de 2,79 pesos por litro y que ellos tienen un costo superior a tres pesos.
Para la industria láctea, el escenario tampoco es sencillo. La caída que exhibe el precio internacional de la leche en polvo ha debilitado el negocio exportador. El comercio exterior es el canal que tienen las empresas para derivar todo el excedente de la producción que no es recibido por la demanda interna. De su desempeño depende, en buena parte, el valor que finalmente pagan las usinas a los tamberos por la materia prima.
Si bien en los últimos tiempos la habilitación de los registros de exportación (ROE) por parte del Gobierno se ha dado con fluidez, luego de un fuerte parate en febrero, hay problemas para embarcar hacia algunos destinos.
El sistema de licencias no automáticas vigente en el comercio con Brasil está dificultando los envíos al tercer comprador de lácteos argentinos. Al parecer, la demora del Gobierno en informar el trámite impide la autorización por parte de las autoridades brasileñas.
El mercado interno, hacia donde se destina el 80 por ciento de la producción de leche, tampoco ofrece seguridad a las empresas. La obligación que tienen de participar del Programa de Precios Cuidados y la vigilancia oficial que se mantiene sobre el resto de la oferta de productos no dejan margen de maniobra.