La expansión agroindustrial afecta la agricultura familiar
El "arrinconamiento" de las explotaciones familiares por grandes empresas agropecuarias y capitales agroindustriales es uno de los principales problemas identificados en el estudio "Juventud y migración: vivencias, percepciones, ilusiones".
El informe, centrado en las regiones Noreste y Noroeste, toma nota de la "falta de acceso a la tierra por parte de integrantes de la agricultura familiar".
Advierte además que "el avance de la frontera agropecuaria hacia zonas antes menos valorizadas, puso en jaque a algunos de los mecanismos de traspaso generacional".
Por otra parte, se identifican entre las principales preocupaciones del segmento, la baja rentabilidad de las unidades productivas y la escasa oferta de empleo para los jóvenes.
El informe fue realizado por la Subsecretaría de Agricultura Familiar junto con ONU Mujeres, entidad de Naciones Unidas para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
Entre sus conclusiones, se destaca que el flujo migratorio "se ha atenuado en años recientes, básicamente debido a la disponibilidad de planes sociales, específicamente la Asignación Universal por Hijo (AUH), hecho que facilita (y promueve) el estudio".
Las opiniones recogidas en el estudio resaltan también la mayor disponibilidad de escuelas medias, y subrayan que "estos cambios educativos constituyen una contribución importante a la atenuación del flujo migratorio permanente".
"Las apreciaciones registradas coinciden en estimar un importante incremento de cobertura y años de escolarización", tanto a través de la AUH como del Programa Nacional de Becas Estudiantiles, y de la creación de nuevos establecimientos educativos.
Sin embargo, dice el informe, "a pesar de las mejoras en infraestructura educativa, perduran áreas rurales que no cuentan con escuelas de educación media".
Esa situación "puede contribuir a acrecentar la proporción de población migrante de determinadas zonas".
Según el estudio, los desplazamientos más habituales en el NOA son de tipo rural-rural, mientras que en el NEA son rural-urbanos, particularmente hacia Buenos Aires, Rosario y las ciudades más australes del país.
Las ocupaciones más habituales para los migrantes varones son: la construcción, la metalúrgica y los servicios; y para las mujeres, el empleo doméstico y el cuidado de ancianos y niños, y también el comercio, cuando el traslado es interprovincial.
El estudio alerta que los procesos de globalización económica y cultural, así como las políticas macroeconómicas, "pueden desplazar al campesinado sin que necesariamente se generen posibilidades de desarrollarse en otro ámbito".
En este sentido, concluye la investigación, "los instrumentos de política pública deben estar atravesados por enfoques etario y de género, para apuntar a atender la diversa y multifacética realidad juvenil" de la población rural.
Fuente: Telam