Las bajas temperaturas frenan a la chicharrita
Se detectaron focos preocupantes en el NOA, NEA y Centro-Norte, mientras que el Litoral y Centro-Sur mostraron una baja significativa en las capturas.
La Red Nacional de Monitoreo publicó su vigésimo primer informe sobre la presencia del insecto vector en 373 localidades argentinas. Se detectaron focos preocupantes en el NOA, NEA y Centro-Norte, mientras que el Litoral y Centro-Sur mostraron una baja significativa en las capturas.
El más reciente relevamiento de la Red Nacional de Monitoreo de la chicharrita del maíz (Dalbulus maidis) arrojó datos clave sobre la dinámica poblacional de esta plaga en las principales zonas productoras de maíz del país. El informe, que abarcó un total de 373 localidades distribuidas en cinco grandes regiones (NOA, NEA, Litoral, Centro Norte y Centro Sur), incorpora nuevas categorías para clasificar la densidad de capturas: de 101 a 500 adultos por trampa, de 501 a 1000 y más de 1000 ejemplares.
En el NOA, el 78% de los sitios relevantes registraron capturas superiores a los 100 adultos por trampa, lo que refleja una presión persistente del vector en esa región. Aunque se observa cierta heterogeneidad en el resto de las categorías, se sugiere que factores como el avance de la cosecha y las condiciones ambientales locales podrían estar influyendo en la distribución.
En el NEA, el 53% de las localidades también superaron las 100 capturas, con focos de alta densidad concentrados especialmente en Santiago del Estero, Santa Fe y Chaco. A pesar de las temperaturas más bajas del período, no se evidencia un impacto significativo en la reducción de capturas, salvo en algunas localidades puntuales.
Por un lado, la chicharrita empezó a retraerse en las regiones Centro Sur, Centro Norte y Litoral, lo que indica que las heladas estarían comenzando a tener un efecto modulador en las poblaciones. Por otro lado, pese a que las densidades siguen altas en algunas localidades de la zona endémica (NOA y NEA), las muestras analizadas por PCR para detección de Spiroplasma (CSS) revelan que bajó la infectividad respecto del verano. Esta reducción podría explicarse por un recambio generacional, en el que los nuevos adultos emergen sin haber tenido contacto con plantas infectadas. También puede estar asociada a factores estacionales, como el descenso de temperaturas o la ausencia de hospederos infectados. Será preciso esperar los resultados de los próximos análisis moleculares para ver si estos datos se consolidan y marcan un patrón común.
Disminución en el Litoral y Centro-Sur
En la región del Litoral, se reportó una marcada disminución en la presencia de la chicharrita. Solo el 12% de las localidades superó el umbral de 50 adultos, y apenas el 6% tuvo más de 100 capturas por trampa. Este cambio refleja una retracción de los focos de mayor incidencia y un crecimiento de zonas con densidades más bajas.
En el Centro-Sur, la situación también muestra una mejora. El 45% de las localidades no registró presencia de D. maidis, y los sitios con más de 100 adultos por trampa cayeron del 7% al 1%. Dada la importancia de esta región para el maíz temprano, se insiste en la necesidad de mantener e incluso intensificar el monitoreo, aun en ausencia del cultivo, para anticipar riesgos y ajustar estrategias de manejo.
Estabilidad y redistribución en el Centro-Norte
En el Centro-Norte, el vector fue detectado en el 96% de las localidades, aunque con una disminución en los casos más severos: el 37% de los puntos superó las 100 capturas por trampa, porcentaje menor al informe anterior. En paralelo, se observó un aumento en las categorías intermedias, lo que sugiere una redistribución poblacional influenciada por variables como cosecha, clima o ciclos estacionales.
El informe enfatiza que el monitoreo debe continuar incluso luego de la cosecha o cuando el maíz ha superado su etapa más vulnerable. Las trampas cromáticas adhesivas, complementadas con inspecciones directas, son esenciales para una detección eficaz. Además, se recomienda prestar atención durante el otoño e invierno, cuando los adultos de D. maidis tienden a oscurecer su coloración, un dato relevante para su identificación precisa.
Asimismo, se advierte sobre la necesidad de observar otros hospedantes como cultivos de servicio, invernales o malezas, durante los períodos de baja presencia del cultivo de maíz.
La situación subraya la urgencia de adoptar un enfoque más consciente de Manejo Integrado de Plagas (MIP). Este debe combinar prácticas de monitoreo sistemático con estrategias de control adecuadas para mitigar los efectos de las enfermedades que este insecto vector puede transmitir al cultivo de maíz, como el achaparramiento.
Finalmente, desde la Red Nacional de Monitoreo se aclara que los datos están sujetos a revisión durante las auditorías de las trampas realizadas por las instituciones coordinadoras, con el fin de garantizar la trazabilidad y precisión de la información.
Fuente: Agritotal