El papa Francisco inicia su pontificado
El sumo pontÃfice advirtió que "el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida". Lo expresó en la homilÃa de la misa que realizó ante ante lÃderes del mundo y una multitud de fieles.
El papa Francisco destacó hoy la necesidad de "custodiar los dones de Dios" en el mundo de hoy y advirtió sobre "los Herodes que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer".
"Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, salvaguardar la creación", dijo el papa argentino y explicó que eso significa "custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón".
Así lo expresó en la homilía de la misa de inicio de su pontificado, que se celebra el día de la fiesta de San José, patrono de la Iglesia universal, ante líderes del mundo y una multitud de fieles.
El papa le pidió a los líderes del mundo presentes en la misa de inicio de su pontificado que "sean custodios de la creación".
"Quisiera pedir por favor a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito político, social o económico, a todos los hombres de buena voluntad: seamos custodios de la creación, guardianes del otro, del medio ambiente", dijo en su homilía.
"No dejemos que los signos de destrucción y muerte acompañen el camino de este mundo nuestro", dijo el argentino Jorge Bergoglio y advirtió en su homilía que "el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida".
Francisco expresó que "el verdadero poder es el servicio" y afirmó que también él mismo, como nuevo pontífice, "debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe".
"Custodiar a Jesús con María, custodiar toda la creación, custodiar a todos, especialmente a los más pobres, custodiarnos a nosotros mismos. He aquí un servicio que el Obispo de Roma está llamado a desempeñar, pero al que todos estamos llamados, para hacer brillar la estrella de la esperanza", concluyó su mensaje, seguido por un impresionante silencio en la Plaza San Pedro.
Así lo expresó en la homilía de la misa de inicio de su pontificado, ante líderes del mundo y de otras religiones, y una multitud de fieles; muchos llegados de Argentina.