Crece la producción y la calidad vitivinícola en Entre Ríos
Por el clima, la humedad y la tierra, Entre Ríos es apta para viñedos porque, como Burdeos, por ejemplo, se encuentra entre 20 y 30 metros sobre el nivel del mar. Por lo cual, poco a poco, se incrementan las hectáreas cultivadas.
Se incrementan las hectáreas cultivadas con vid en la provincia y los vinos de algunas bodegas ya obtuvieron medallas de oro en concursos mendocinos. En Paraná, Concordia, Colón, Lucas González y recientemente en Victoria, entre otras localidades, ya hay emprendimientos. Entre Ríos tiene historia en esta producción porque a principios del siglo XX era la cuarta provincia vitivinícola del país.
“El potencial que tenemos en la actividad vitivinícola es enorme y si trabajamos juntos, lograremos que este plan tenga sustentabilidad”, afirmó el gobernador Sergio Urribarri.
Por el clima, la humedad y la tierra, Entre Ríos es apta para viñedos porque, como Burdeos, por ejemplo, se encuentra entre 20 y 30 metros sobre el nivel del mar. Por lo cual, poco a poco, se incrementan las hectáreas cultivadas.
En Colón hay cinco hectáreas, al igual que en Paraná. En San José hay cultivada media hectárea y en Concordia son dos. Además, hay un cuarto de hectárea en Lucas González y se sumaron en Victoria otras dos y media. A eso se suman emprendimientos en Seguí y La Paz, entre otras localidades.
De esta manera, la producción vitivinícola entrerriana vuelve a destacarse, y no sólo en la costa del Uruguay. En Victoria la producción es tal que debe enviar a una bodega más grande de Concordia para el procesamiento de la uva. En la Chacra La Paula, a seis kilómetros de Victoria, Rubén Tealdi implantó cepas de Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon y Tannat.
Plan de desarrollo
Entre Ríos cuenta con el Plan de Desarrollo Vitivinícola, que fue lanzado por el gobernador y la Asociación de Vitivinicultores, cuyo objetivo es promover la vitivinicultura en la provincia como una actividad productiva económicamente sustentable, con la meta de lograr en 10 años la implantación de 500 hectáreas, con una producción estimada de 2 millones de litros y 500 puestos de trabajo directos estable, además de otros estacional e indirecto.
Se trata además de establecer y difundir un protocolo de producción con el fin encausar la actividad hacia la obtención de uvas de calidad superior para la elaboración de vinos que permitan reposicionar a Entre Ríos como provincia productora de alta calidad.
“La vitivinicultura se va a convertir en una actividad fundamental en nuestra economía. El potencial que tenemos en esta actividad es enorme, y si trabajamos juntos, Estado con vitivinicultores, con cooperación, lograremos que este plan tenga sustentabilidad. Estamos dispuestos para que la vitivinicultura vuelva a tener en Entre Ríos esa importancia que tuvo hace más de 80 años”, afirmó Urribarri.
Luego indicó: “Entre Ríos fue muy importante en producción de vino y volverá a serlo. Tenemos todo para ser una provincia que produzca cada vez más y mejor, para abastecer un mercado que consume y demanda vinos de calidad. Esta actividad está cobrando la importancia que nunca debió perder, que sólo por la idiotez de algún mandatario nacional en aquellos tiempos en Entre Ríos hizo que se tuviera que interrumpir la actividad y hasta llegar a quemarse los viñedos como se quemaron”.
En tanto, desde la Asociación de Vitivinicultores de Entre Ríos, se explicó que, si bien es una actividad que en las ciudades de Colón, Concordia y Federación tuvieron sus primeros asentamientos en el siglo pasado, ahora también hubo un despertar en toda la provincia, incluyendo la costa del Paraná, habiendo nueve departamentos nucleados en la Asociación, todos con viñedos activos.
Los vinos de Entre Ríos
El especialista en viñedos e ingeniero agrónomo, Andrés Passadore, aseguró que “en Entre Ríos andan muy bien el Tannat, el Merlot y el Cabernet Sauvignon, y en las variedades blancas el Chardonnay” e instó que se incorporen otras. “Lo bueno sería probar otras variedades y ver el potencial”, aseguró.
El profesional comentó que “el Tannat de Entre Ríos es un vino que tiene una muy buena concentración, muy buena fruta, y al contrario del francés, se deja tomar en el año”. En tanto, el Merlot es “más frutado” y el Cabernet Sauvignon “anda bien en la zona de Concordia, pero habrá que probarlo más al sur de la provincia”.
Sostuvo que “los Malbec de Entre Ríos no son como los de Mendoza; no son mejores ni peores, son diferentes, pero siempre lo van a comparar con el mendocino”.
Por último, sugirió: “Para Entre Ríos hay que buscar una variedad que sea diferente a las de las provincias andinas y que identifique a Entre Ríos. Puede ser el Tannat, el Merlot, o cruzamientos, por ejemplo, la Ekigaina o Arinarnoa”.
Historia
A mediados del siglo XIX comenzó la historia de la vitivinicultura en Entre Ríos cuando el suizo Joseph Favre llegó a Colón en 1857 e inició en estas tierras la misma producción que sus abuelos en Europa. Sus vinos se comercializaron bien en la región y en Buenos Aires.
Según una nota publicada en un medio santafecino, en 1907 Entre Ríos ocupó el cuarto lugar en el Censo Nacional de Viñas con una extensión de 4.900 hectáreas , contando con más de 30 bodegas. Incluso, se precisa que en Colonia San José, Colón, Concordia, Victoria y Federación se desarrollaban uvas con cepas de Malbec, Cabernet Sauvignon, Tannat, Pinot Blanc y Semillón.
En el diario rosarino La Capital, se afirma que “hoy la actividad renace en Entre Ríos gracias a Rubén Tealdi, un rosarino que se enamoró de la ciudad y la eligió para concretar su sueño del viñedo propio. Arrancó en 2006 con una producción casera y hoy es tal que debe enviarla a una bodega más grande, en Concordia, para procesarla”, se precisa en el medio gráfico.
Datos
Hasta 1937 Entre Ríos producía cinco millones de litros y existían 5 mil hectáreas implantadas. Pero una ley nacional del mismo año prohibió la vid en esta zona favoreciendo la de Cuyo (Mendoza y San Juan) y las bodegas debieron cerrar. A partir del año 1994 se derogó la ley siendo posible la vitivinicultura en todo el país en zonas como Neuquén, Río Negro, Buenos Aires, Entre Ríos, entre otras.
Hace un siglo, Entre Ríos era la cuarta provincia vitivinícola del país. En 1910 había 4.900 hectáreas cultivadas con vid, más que las sembradas con trigo y casi igual superficie que la del maíz.