El trigo tiene banco de suplentes
Cebada, colza, garbanzo y arveja son algunas de las opciones al cereal que, por no pertenecer a la mesa de los argentinos, se encuentran libres de la intervención oficial.
Con la comercialización futura de trigo llena de incertidumbres por la intervención que sufre el mercado desde hace seis años, los productores miran al "banco de suplentes" para poner algún jugador que destrabe el partido. Allí están la cebada, la colza, el garbanzo y la arveja, quienes tuvieron la virtud de "gambetear" la mesa de los argentinos en las que el Gobierno, en su afán de llevar a los hogares el pan más barato, han logrado, por el contrario, que las flautitas, milonguitas y felipitos, entre otras piezas, estén por la nubes gracias a las restricciones instrumentadas con cupos y retenciones a las exportaciones del cereal. Así las cosas, los técnicos y productores hablan de una caída del 20 por ciento en la siembra nacional de trigo. En cambio, desde hace tres años las alternativas al trigo no dejaron de crecer en superficie sembrada y en tonelaje cosechado. La cebada, casi el cambio obligado para reemplazar al trigo, crecería de 1,16 millones de hectáreas del ciclo pasado a 1,50 millones de hectáreas. En 2011, la producción de este insumo cervecero fue de 4,08 millones de toneladas, 200 por ciento más que hace sólo dos años. En tanto, los campos de la pampa húmeda cada vez se tiñen lenta pero sostenidamente del color amarillo de la colza. Este grano treparía a entre 80.000 y 85.000 hectáreas, contra los 55.000 de la última campaña. Y no subirá más porque se acabaron las semillas. Otro cultivo que está en el "precalentamiento" es el garbanzo, que tuvo en los últimos años un crecimiento explosivo. En 2003 la Argentina producía 2000 toneladas, para esta campaña ya se habla de 80.000 toneladas, con un precio muy atractivo para el productor que le deja grandes márgenes de rentabilidad. Por último, la arveja, de la que en 2007 se exportaron 36.000 toneladas y el año último embarcó 82.000 toneladas. Son todos cultivos de gran adaptabilidad a la pampa húmeda, con el plus de que tienen las legumbres que, como leguminosas, le dejan al cultivo sucesor un buen nivel de nitrógeno. La clave del crecimiento de estos cultivos se encuentra en el afianzamiento de la cadena comercial, con instrumentos más transparentes y mecanismos que agilizan la colocación del producto en los mercados. Crecen las modalidades que permiten la fijación de precios a futuro.
Fuente: La Nación