La práctica de labranza permite resetear nuevamente el lote
El Ing. Agr. Marcelo Metzler habló con Momento de Campo sobre las principales malezas que generaron inconvenientes en la campaña, donde puntualizó que la labranza âes una actividad que se puede realizarâ ante algunas malezas en las cuales âya el uso de activos quÃmicos supera en lo económico ampliamente la sustentabilidad del loteâ.
Sobre cuáles fueron las principales malezas que generaron inconvenientes en la presente campaña de granos gruesos, el Ing. Agr. Marcelo Metzler, de la EEA Paraná del INTA, señaló que “este año, como ya lo fue en los últimos años, estuvo caracterizado por la presencia muy fuerte de dos malezas como son Amaranthus hybridus o el viejo amaranthus, popularmente conocido como yuyo colorado; y el capín. Hay un par de especies como colona o pluvalis de capín, gramínea que realmente está generando serios problemas, tanto en cultivos de soja como maíz”.
Los costos en control de malezas, según el profesional, “se han incrementado de manera muy marcada, pasando de unos 40-50 dólares, que era un gasto normal, a 70-75 dólares en unos lotes y en algunos casos hasta 100 dólares por hectárea, en virtud de la aparición de las malezas tanto resistentes como tolerantes”.
El incremento de malezas tanto tolerantes y resistentes a distintos herbicidas ha hecho que se masivice el uso de herbicidas con un costo elevado. Acerca de hasta qué punto seria sustentable este sistema de producción que estamos haciendo, el Ing. Metzler explicó que “en la medida que sigamos basando nuestro control de malezas solo con herbicidas como pata principal no hay ninguna duda que no es sustentable en el tiempo. Tenemos que empezar a hablar de control y usar la palabra manejo de malezas, y cuando uno utiliza esta palabra implica irse más allá del uso de activos químicos, es empezar a incorporar otro tipo de actividades como pueden ser, por ejemplo, cultivos de cobertura e integrar quizás con otros sistemas. En muchos sectores ya se está hablando de integrar con los sistemas ganaderos para también mitigar esta situación”.
Para Metzler es conveniente realizar una correcta práctica de rotación, “quizás como lo era hace un tiempo atrás. (…) Se está viendo que los costos empiezan a elevarse mucho más y, a su vez, estamos empezando a quedarnos sin herramientas químicas. Esto es bastante complicado”.
Al ser consultado sobre la labranza, el profesional señaló que “es una actividad que se puede realizar en determinadas situaciones puntuales, ante algunas malezas en las cuales ya el uso de activos químicos supera en lo económico ampliamente la sustentabilidad del lote. En esos escenarios donde es muy difícil, casi imposible, controlar la maleza con diferentes activos químicos, el uso de una labranza en un determinado momento permite nuevamente resetear el lote o volver a empezar a tomar prácticas de manejo que quizás impliquen el uso de algunas herramientas químicas, pero a un costo sensiblemente menor”.
En este sentido, Metzler sostuvo que “la rama negra es una maleza de semilla chica, lo que hace que cuando nosotros enterramos más de dos centímetros de profundidad la semilla ya no emergen, ya que es una de las tantas malezas que han aparecido cuya preponderancia en los lotes han crecido a partir de la incorporación de la siembra directa. Hay otras malezas, como ser Chloris, una maleza típica de estos sistemas que con una pequeña labranza, en marzo o abril, y en lotes muy complicados sea suficiente para controlar lo que está presente en el lote y quizás en primavera con el uso de algunos premergentes recomendados para el uso de estas malezas comience ya a disminuir seriamente la presencia de la maleza en el lote”.
Fuente: De la redacción de Momento de Campo