Consejos para el manejo de suelos ante la inundación
Desde el INTA, difundieron una serie de sugerencias técnicas de manejo que pueden ayudar a paliar los efectos de la inundación.
Según informaron desde el INTA, frente a escenarios de excesos hídricos, en primer lugar, hay algo por hacer en la coyuntura inmediata: juntarse con otros productores, solidarizarse entre vecinos y recurrir a las instituciones cercanas para reorganizarse en los campos y los pueblos recuperando las experiencias de otras veces.
Luego, apenas las condiciones lo vayan permitiendo, una serie de sugerencias técnicas de manejo pueden ayudarlo a paliar los efectos de la inundación.
Manejo de suelos
Los ascensos del nivel de la napa pueden generar efectos negativos porque limitan la infiltración del agua de lluvia. Además, favorecen los anegamientos totales o parciales de los lotes, impactando en la productividad de los cultivos y las propiedades físico-químicas de los suelos.
Escenarios Posibles
A continuación, una serie de escenarios posibles después del anegamiento en suelos agrícolas del centro de Santa Fe:
Ambientes anegables con riesgo de falta de piso
Cuando la napa está por encima de 40 cm de profundidad los suelos pierden su capacidad de soporte y los vehículos se entierran, produciéndose el atascamiento o “fuellado” de los campos cuando son transitados, en especial con maquinaria pesada como carros, cosechadoras y/o sembradoras.
Ambientes con moderado riesgo de salinización y anegamiento
Cuando la napa se encuentra entre 100 y 150 cm el riesgo de salinización es bajo pero aún persiste el riesgo de que un año húmedo pueda anegar el suelo. Son ambientes en donde puede ocurrir pérdida de piso en alguno de los períodos críticos del cultivo como la siembra o la cosecha, tanto de fina como de gruesa.
Ambientes con profundidad ideal de napa
Cuando la profundidad oscila entre 150 y 250 cm hay mayor posibilidad de aporte hídrico de la napa al cultivo y el riesgo de anegamiento es bajo.
Ambientes independientes de la napa
Cuando la napa está por debajo de los 250 cm no constituye un aporte hídrico importante. El riesgo de salinización y anegamiento es casi nulo. El aporte hídrico al cultivo depende exclusivamente de las precipitaciones y el agua acumulada en el perfil.
¿Qué hacemos?
Conocer la altura de la napa en nuestros lotes.
Identificar las áreas problemáticas dentro del lote para evitarlas de ser necesario.
Si tenemos que cosechar con los suelos saturados de agua utilizar maquinaria adaptada, hacer un tránsito controlado de la misma y planificar labranzas de descompactación.
¿Cómo?
Utilizando maquinarias adaptadas (neumáticos y configuración)
El objetivo es el aumento de la flotabilidad y transitabilidad de las cosechadora reduciendo su peso (cosechadoras livianas sin superar el 50% de llenado de la tolva durante la cosecha), y aumentar el ancho y largo de pisada del tren delantero y trasero de las cosechadoras de tracción simple. El equipamiento de doble tracción hidrostática o mecánica resulta fundamental para aumentar la transitabilidad de las cosechadoras.
Es importante usar neumáticos adaptados (orugas con banda de caucho, tipo Terra Tyre, con banda ancha y de baja presión de inflado, radiales de alta flotabilidad con tacos a 45° y de buen ancho, radiales convencionales con tacos a 45° y rodados duales)
Controlando el tránsito de maquinarias
La cosecha con equipos muy pesados y en condiciones de excesiva humedad del suelo causa un cambio considerable en la estructura de la capa superficial y sub-superficial, incrementando la compactación. Sin embargo, si la descarga a la tolva se hace únicamente en la cabecera o lugares menos comprometidos, evitando el tránsito de los tractores y acoplados tolvas autodescargables, los niveles de compactación generados son menores.
Haciendo laboreos de emergencia para remover costras (planchado)
La remoción puede realizarse con operaciones de labranza secundaria y de pos-emergencia dependiendo del momento en que se produzca el sellado superficial en relación a la implantación del cultivo.
Las labores con rastras doble acción, de dientes, rotativas, puerco espín, tienen el objetivo de romper las costras y generar rugosidad superficial, llevando el suelo húmedo a la superficie favoreciendo el secado del mismo y mejorando la infiltración del agua en el caso de registrarse nuevas lluvias.
Con laboreos de descompactación superficial y sub-superficial
Para fragmentar las capas compactadas, mejorar la exploración radicular y el ingreso y movimiento de agua dentro del suelo. Se recomienda realizar labores de descompactación, previo diagnóstico del mismo.
Las herramientas que más se utilizan para esta tarea son los escarificadores o cinceles cuando el problema es superficial, y subsoladores cuando es sub-superficial. Tienen bajo impacto sobre la cobertura superficial. Para estas labores hay que esperar que el suelo tenga la humedad adecuada.