La llave del despegue está en agregar valor en origen
Si bien la agricultura desplazó a la ganaderÃa, al no aumentar el grado de industrialización de granos la demanda laboral disminuye y las poblaciones rurales no crecen
“En 2010-11 nuestro país exportó entre materia prima de origen agropecuario, manufacturas, commodities, granos y biocombustibles 39 mil millones de dólares. Pero con un aumento de producción con agregado de valor en origen de estas toneladas primarias se podrá llegar al 2020 con ventas al exterior por 100 mil millones de dólares como lo dice el Plan Estratégico Agroalimentario (PEA)”, afirmó Mario Bragachini, coordinador del Proyecto de Eficiencia de Cosecha, Poscosecha y Agroindustria en Origen del INTA (Precop).
Y bajo esta premisa es que se realizará el primer congreso de valor agregado en origen (AVO), “Integración Asociativa del campo a la góndola” junto al 11º Curso de Agricultura de Precisión y la 6ª Expo de Máquinas Precisas del 18 al 20 de julio en el INTA Manfredi, Córdoba.
Bragachini destacó que, entre otras novedades, en las jornadas habrá seis salones de capacitaciones con conferencias y talleres, disertantes nacionales e internacionales, más de 150 empresas en exposición de máquinas precisas y dinámicas a campo con transmisión por pantallas gigantes led.
En este sentido, remarcó la importancia de la participación de los intendentes en el acompañamiento y la concientización del AVO: “Es necesario que los 2.200 jefes comunales del interior productivo participen activamente de este proceso de cambio en el que se requieren parques industriales, agroalimentarios y bioenergéticos de la mano del ordenamiento regional y las obras de infraestructura”.
“Debemos aprovechar que somos uno de los países más eficientes del mundo para producir soja, maíz y trigo” y aclaró que este posicionamiento en la producción y la productividad de granos se logró debido a “los avances tecnológicos implementados”.
Para el coordinador del Precop: “La producción agropecuaria en la Argentina en los últimos 20 años creció en tecnología para la maquinaria agrícola en algunos casos hasta 3 o 4 veces”.
“Así –precisó Mario Bragachini– todo el paquete de biotecnología, la siembra directa, la fertilización balanceada, la tecnología de proceso, la eficiencia de cosecha y poscosecha y la agricultura de precisión que adoptó el productor agropecuario hizo que se pueda pasar de 12 horas hombre por hectárea, como promedio hace dos décadas, para producir granos hasta 1,6 horas hectárea año en la actualidad.”
Para el especialista la llave del despegue está en agregarle valor en origen a la producción primaria ya que si bien “hubo un desplazamiento de la agricultura sobre la ganadería por mayor competitividad de hasta ocho millones de hectáreas” al no aumentarse el grado de industrialización de los granos paradójicamente la demanda laboral disminuye y las poblaciones rurales no crecen proporcionalmente a esta realidad.
Mario Bragachini puntualizó que en el último censo indicó que las grandes ciudades han crecido un 12% mientras que en el interior se habla de un 6 o 7%: “Está claro que hay un desplazamiento de los pueblos a las grandes ciudades. Eso se ve resentido en el bajo desarrollo que tuvieron algunas localidades que sólo se dedicaron a la producción primaria”.
Así, la industrialización de los granos surge como una necesidad que junto a lo económico, aliviaría situaciones sociales y hasta de idiosincrasia de los pueblos: “Nadie en el mundo se come en forma directa un grano de maíz, de soja o de sorgo. Sólo en el primer caso, el 1% tiene ese destino; después el resto se transforma en alimento animal, y humano en una segunda industrialización”.
Con estos parámetros, el productor agropecuario debe integrarse asociativamente para realizar parte o todo el proceso en origen. El término “asociativismo” aparece porque todo ese proceso de integración a la cadena de granos de industrialización de agroalimentos genera demanda de conocimiento, de tecnología y de dinero y el pequeño y mediano productor es imposible que lo logre solo.
A buen puerto
Otro cambio de paradigma que agudiza la problemática de quienes sólo se dedican a la producción primaria es el aumento del petróleo. Hace 10 años tenía un valor de U$S 14 el barril, mientras que el maíz valía U$S 130 la tonelada. Hoy, el maíz duplicó el valor y el petróleo aumentó siete veces, detalló el especialista en AVO.
Por esto en un país como la Argentina cuando el productor se aleja del puerto de Rosario el flete se lleva gran parte del costo de producción. “Hoy vemos un maíz que se produce a 500 kilómetros del puerto a 680 pesos en Rosario y hay lugares en los que sólo de flete gastan 1.800”.
Por esta razón, el productor agropecuario que está lejos del puerto de Rosario tiene la “hipernecesidad de evitar el flete mediante una industrialización de los granos en origen”. De esta manera, amplió el técnico, se agrega valor, se suma mano de obra y se agrega renta a la tonelada producida con el consecuente desarrollo local con equidad de distribución.
Fuente: On24