Los consumidores pasan de la carne vacuna a la de pollo
La creciente pérdida del poder adquisitivo de gran parte de la población de América Latina ya genera un cambio de tendencia en el consumo de carne. Cambian rojas por blancas.
El consumo de carne de vacuno seguirá cayendo en el mundo, para ser reemplazada por la carne de pollo, incluso en Brasil y Argentina, según la Agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de acuerdo a un informe publicado sobre las perspectivas agrícolas para los próximos diez años.
Se estima que el consumo mundial de carne de vacuno aumentará otros 76 millones de toneladas para 2031. Sin embargo, el consumo per cápita viene cayendo desde 2007 y podría caer un 2 % más en los próximos diez años.
La región de Asia y el Pacífico es la única en la que se proyecta que el consumo de carne vacuna per cápita aumente durante este período, aunque partiendo de una base baja, consignó el trabajo publicado por Eurocarnes.
En China, el segundo mayor comprador mundial de carne de vacuno en términos absolutos, se espera que el consumo per cápita aumente un 10 % para 2031, tras haber crecido un 50 % en la última década.
Pero en la mayoría de los países con un alto consumo de carne de vacuno per cápita, se espera que el promedio caiga, con la migración a la carne de pollo.
Se retrae el consumo
En las Américas y Oceanía, por ejemplo, regiones donde la preferencia por la carne de res se encuentra entre las más altas del mundo, se espera que el consumo per cápita caiga 2% en Brasil y Canadá, 4% en Estados Unidos, 5% en Argentina y, aún más significativo, en Oceanía, región para la FAO y la OCDE estiman una disminución del 15%.
En América Latina, la probable disminución del consumo también debería ser resultado de la disminución del ingreso per cápita, que se contrajo un 1,8% anual en la última década.
La FAO y la OCDE señalan que la prevalencia de personas desnutridas en la región ha comenzado a aumentar nuevamente.
A partir de 2014, el impacto combinado de la recesión económica, el deterioro de las condiciones financieras y la interrupción de las cadenas de suministro aceleraron la tendencia.
Entre 2014 y 2020, el número de personas que pasaban hambre en América Latina aumentó un 79 %, y en 2020, el 41 % de la población enfrentaba inseguridad alimentaria moderada o severa, según las dos organizaciones.
En 2021, la pandemia elevó la tasa de pobreza extrema en la región a 13,8% (en el año anterior, la proporción fue de 13,1%). Esto representó 13 millones de personas más que personas en extrema pobreza, lo que exacerbó la inseguridad alimentaria.
Fuente: Noticias AgroPecuarias