Un mundo de tasas bajas ayudaría a la economía argentina
El escenario económico mundial presenta un esquema bipolar: la eurozona está en recesión, mientras que el resto del mundo avanzado -los primeros 20 paÃses que abarcan más del 80% del PBI global- se encuentra saliendo del proceso de desaceleración de su crecimiento que comenzó hacia fines de 2011.
¿Cuáles son las causas de esta dicotomía? Muy claro: las distintas políticas macroeconómicas aplicadas. En efecto, la unión monetaria europea -a partir del fundamentalismo fiscal alemán- implementó una estrategia de "ajustes a ultranza", buscando como único objetivo la rápida reducción de los déficits y deudas públicas mediante fuertes correcciones fiscales.
Las consecuencias, tal como lo indicaban la teoría y la experiencia, han sido las opuestas a los objetivos planteados: más recesión, mayor déficit y desempleo creciente. Contrariamente, el resto de los países dieron prioridad al crecimiento y a la creación de empleo. No sólo no practicaron "ajustes a ultranza" sino que, por el contrario, implementaron ortodoxas medidas de estímulo. Los Estados Unidos, Japón, Canadá y Australia son buenos ejemplos de estas políticas.
Ahora bien, ¿cómo evolucionará la economía global, cuáles serán sus impactos sobre nuestro país?
En lo que hace a la eurozona, debería flexibilizar los ajustes fiscales, extendiendo -como mínimo- de tres a cinco años el período exigido a sus miembros para alcanzar el objetivo de un déficit fiscal no superior al 3 por ciento del PBI. Sin embargo, aun si éste fuera el caso, el cambio de política no sería suficiente como para evitar en la unión monetaria una recesión durante el presente año. En el mejor de los casos, su recuperación sólo comenzaría a partir de 2014.
En cuanto al resto de los países avanzados, por lo menos durante todo 2013 y comienzos de 2014, es de esperar que mantengan sus tasas de interés en niveles muy bajos, la liquidez en exceso y el crédito en expansión; sin descuidar, ni por un momento, la posibilidad de que se presenten presiones inflacionarias. Estas políticas expansivas le permitirían a este grupo vencer la desaceleración sufrida en 2012 y comenzar en 2013 un nuevo sendero de crecimiento (4%), que se consolidaría a partir de 2014 (4,3%).
Si éste fuera el escenario, 2013 sería un buen año para las inversiones bursátiles: especialmente en Estados Unidos, Canadá, Australia y los BRIC (Brasil, Rusia, India y China). En cuanto a las monedas, todo indica que el yen y el euro deberían devaluarse contra el dólar, comportándose el yuan de modo inverso.
Por su parte, las commodities agrícolas, inmersas en fuertes especulaciones financieras, presentarían -factores climáticos aparte- una tendencia a estabilizarse. En este contexto, al reducirse los grados de incertidumbre, el oro y el resto de los metales preciosos deberían mostrarse a la baja.
Finalmente, algunas reflexiones sobre el impacto que -de darse el escenario planteado- tendrían sobre nuestro país la economía global en general y las de Brasil y de China en particular. En relación con la actividad global, en 2013 la situación sería más favorable que la del año pasado, debido a que persistirían tasas bajas, buena liquidez y mayor crecimiento. Con respecto a Brasil y China, en nuestro escenario base, ambas economías mejorarían sus actuales desempeños.
China -inmersa en un fuerte programa de estímulos- crecería no menos de 8%. Brasil lograría -también mediante la implementación de políticas fiscales y monetarias expansivas- un crecimiento del orden de 3,5 a 4 %. Todo indica entonces que en 2013 el mundo jugará a nuestro favor.
Sin embargo, resulta claro que lo decisivo para el comportamiento de la economía doméstica no serán los factores externos sino, más bien, el tenor de nuestras propias políticas.
De persistirse dogmáticamente en el actual e inconsistente "modelo", sería altamente probable que en el corto plazo nos enfrentáramos a un peligroso escenario de estancamiento con inflación. Es hora, pues, de no pensar tanto en China, Brasil y los vientos de cola o de frente sino más bien en implementar -de una vez por todas- un adecuado plan integral de crecimiento y estabilidad.
La Nación