Suba de costos mantiene en rojo a las economías regionales
Según el semáforo mensual de Coninagro, 11 de 19 producciones relevadas están en crisis o están a punto de ingresar a esa situación. Solo tres muestran luz verde: sobresale la cadena del vino.
La Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) dio a conocer este miércoles su semáforo mensual en el que monitorea a 19 economías regionales y las califica de “rojo”, “amarillo” o “verde” en función de cómo esté su situación actual.
El informe no muestra buenos resultados, ya que hay 16 con algún tipo de problemas:
-Siete en “crisis”: arroz, cítricos, hortalizas, maní, miel, papa, y peras y manzanas.
-Cuatro con “signos de crisis”: bovinos, mandioca, tabaco y yerba mate.
-Cinco con señales de “advertencia”: aves, granos, leche, ovinos y porcinos.
-Tres con “crecimiento”: algodón, forestal, y vino y mosto.
-Ninguna con “prosperidad”.
Según Coninagro, el principal factor que pone en rojo a la gran mayoría de las economías regionales es la suba de costos, fundamentalmente de los insumos. También influye la inestabilidad de los mercados, especialmente en lo referido a las exportaciones.
“Además, la incertidumbre por el acceso al combustible y su precio es transversal a todas las producciones. Y la guerra ha afectado nuevamente la logística internacional, tanto para exportar productos de nuestras economías regionales como las manzanas y peras, como para importar insumos necesarios, como botellas”, añade el reporte.
CON LUZ VERDE
Entre las cadenas que muestran un horizonte favorable, Coninagro resalta la de vinos y mosto, por una menor cosecha que ha terminado mejorando los valores para los productores.
“Hubo una merma en la producción y una cosecha a la baja, casi el 20% menos en relación al año pasado. Esto ha equilibrado el mercado y ha dejado los stocks más reducidos, lo que ha provocado una subida en el precio del vino y del mosto de manera marcada”, relató Carlos Groselj, productor de vinos en Mendoza, secretario de la cooperativa Altas Cumbres y consejero de Coninagro por Fecovita.
No obstante, hay también señales de alerta a tener en cuenta. “Los costos han aumentado considerablemente, ya sea lo vinculado a insumos, combustible y fertilizantes en algunos casos con subas de más del 100%, sumado a la dificultad para conseguir algunos productos por restricciones a las importaciones, pero aun así el panorama es positivo para el productor. Solo juega un poco en contra el stock acotado para competir en el mercado externo”, agregó.
LAS HORTALIZAS, EN ROJO
Según Ricardo Vitale, tesorero de la Cooperativa de Horticultores de Bahía Blanca, presidente de Acohofar y vocal de Coninagro y Fenafrut, “fue un año hortícola desparejo por el factor climático, venía bien con precios razonables y buena producción, pero pegó duro el calor de enero. Costó reponerse y se comenzó a cultivar, pero con una producción no tan buena y con ello aparecieron problemas para vender esos productos. Además, empezó a aparecer mercadería de otros lugares y Bahía Blanca, como plaza productora, comenzó a atorarse”.
En tanto, “donde el calor no golpeó tanto hubo buena producción y eso bajó el precio regulado por la ley del mercado, regido por la oferta y la demanda. Hay que tener compromiso en poner precios e intentar fijarlos porque de un da para el otro todo cambia muy rápido”, remarcó Vitale.
Asimismo, comentó que en “Mar del Plata, La Plata y otras zonas productivas muy grandes, hubo vaivenes de precio; por ejemplo, el precio del tomate estuvo muchos meses por debajo de los costos de producción y solo a cuentagotas tuvo buen rendimiento desde el punto de vista comercial”.
En esa sintonía, indicó que, en las zonas de los valles productores de frutas, la producción fue muy buena, pero quedó fruta sin cosechar por falta de gente. El problema es que toda esa producción, alojada en cámaras de frío, tiene un costo muy importante de frío y mantenimiento, además de que luego debe enviarse a envalar, lo que implica un alza significativa de los costos.
Sobre este punto, hizo hincapié en los costos logísticos que perjudican la actividad. “Desde la zona de los valles de producción de manzana hasta Buenos Aires, son más de mil kilómetros y eso requiere un flete. Ahora que se va terminando la producción de los valles, los mercados bonaerenses y el mercado central dependen de producción que viene del norte, como Salta, La Rioja, Catamarca, y los invernaderos de Corrientes. El flete para traer esa fruta desde Salta, en relación, termina siendo más caro que un cajón de mercadería pura”, precisó.
También en relación a los costos, subrayó que “los insumos están en dólares y nosotros vendemos en pesos. Cuesta conseguir dólar, y tenemos que comprar el dólar a valor cambiado. Volver a encarar una nueva campaña es muy difícil”.
Fuente: Infocampo