La tierra, reflexiones acerca de su valor
El Ing. Agr. Gabriel Villanova, ex Decano Facultad de Ciencias Agropecuarias UNER, se basa en las impresiones acerca del valor de la tierra rural que surgen de su conocimiento de la realidad de la economÃa agraria.
Si buscáramos definir un factor de producción que caracterice a la producción primaria agrícola, sin dudas, posaríamos nuestra mirada sobre el factor tierra. En la actualidad, se le da a la tierra un tratamiento similar a cualquier otro bien constitutivo del capital de la empresa, debemos al menos aceptar que existe una diferencia fundamental: no se produce, ni reproduce.
Basado en las impresiones acerca del valor de la tierra rural que surgen de su conocimiento de la realidad de la economía agraria, el Ing. Agr. Gabriel Villanova, Ex Decano Facultad de Ciencias Agropecuarias UNER, escribió un artículo en el que reflexiona sobre el factor tierra y su valor.
En el mismo, destaca: "La importancia de la tierra, como factor, y la renta derivada, fue perdiendo importancia en los análisis macroeconómicos, dada la tendencia decreciente de la participación de las actividades agropecuarias (producción primaria) en la generación de PBI. Ello sucede a cuenta de la baja elasticidad ingreso que tienen los productos que se originan del proceso productivo donde participa la tierra como elemento fundamental".
Entre las conclusiones que el especialista en economía agraria llega, menciona que: "Durante la última década se ha acentuado el proceso de expansión agrícola en la República Argentina, traccionado por el interés de productores agropecuarios e inversores externos al sector de acceder a los niveles de rentabilidad posibles de lograr en las actividades agroalimentarias vinculadas al cultivo de granos. El incremento nominal de los valores internacionales de los granos y la incorporación de tecnología permitió que la actividad agrícola, además de desplazar a la ganadería en tierras aptas, se localice en territorios anteriormente considerados económicamente marginales".
"La necesidad expandir el área cultivada, y el incentivo de adquirir un activo para resguardo del capital, derivo en un fuerte incremento de la demanda de tierra que se enfrentó a la conocida oferta relativamente rígida, y en consecuencia los campos han mantenido una tendencia creciente en sus precios, adquiriendo valores diferenciales en relación a su aptitud productiva.
La tasa de crecimiento del valor de la tierra supera con amplitud la correspondiente a los productos derivados de su puesta en producción; es razonable concluir en que la diferencia está justificada por el componente especulativo de la valorización inmobiliaria a lograrse a futuro. Ello queda evidenciado cuando abandonamos el análisis de la evolución de precios medidos en dólares corrientes y utilizamos al efecto moneda constante" precisó el Ing. Villanova.
En este sentido, expresó: "Hipotéticamente podemos suponer que en la última década, o al menos en gran parte de ella, la inversión inmobiliaria estuvo (y está) signada en muchos casos como una forma de resguardar el capital empresario en un activo que no sufre depreciación con el tiempo, sino que por el contrario adquiere mayor valorización; y adicionalmente se puede generar mediante la puesta en producción, personal o por terceros, un flujo de fondos que mejora la ecuación.
Es decir que podemos entonces suponer que los altos valores en los precios de los campos han estado influidos en su formación, por encima de su capacidad productiva, por la afluencia de capitales externos e internos que han buscado refugio en este tipo de inversión, dentro de los cuales deberían considerarse los excedentes de la actividad agroalimentaria con muy buen suceso entre el 2003 y el 2008".
Para cerrar, el Ing. Villanova sostuvo: "Podemos también establecer como hipótesis que en tanto no se susciten hechos económicos que determinen intervenciones directas o indirectas en el mercado inmobiliario, a mediano plazo los precios reales de la tierra mantendrán tendencia creciente".
Fuente: De la Redacción de Campo en Acción