Las aguas subterráneas pueden solucionar la crisis hídrica
La Organización de las Naciones Unidas plantea que estas aguas pueden proporcionar los beneficios necesarios para la adaptación al cambio climático.
Este 22 de marzo es el “Día Mundial del Agua”, un día que está llamado a reflexionar, una vez más, sobre la crisis hídrica mundial y también sobre la eficiencia del uso del agua para la agricultura.
Solo el 2,5% del agua en el mundo es dulce y el 70% se destina a la producción de alimentos.
En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas señala que “las aguas subterráneas pueden proporcionar a las sociedades beneficios sociales, económicos y medioambientales, entre los que se cuenta la adaptación al cambio climático”. Así lo remarca en el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2022, presentado este lunes en Senegal.
Actualmente, las aguas subterráneas aportan la mitad del volumen de agua extraída para uso doméstico por la población mundial y alrededor del 25% de la extraída para el riego, con las que se irriga el 38% de todas las tierras de regadío del planeta.
“No obstante su importancia y potencial, este recurso natural no se comprende lo suficiente y se subestima, se contamina, se gestiona mal y se sobreexplota”, dice la Organización.
Sequía y consumo
El estudio proyecta que el uso de agua seguirá aumentando a un ritmo anual del 1% durante los próximos 30 años y asevera que esto, sumado a las sequías cada vez más agudas provocadas por el cambio climático, hará al mundo más dependiente de las aguas subterráneas.
El trabajo presentado en Senegal agrega que en un planeta con una demanda creciente de agua, en el que los recursos hídricos de la superficie a menudo son escasos y están sometidos a un mayor estrés cada día, el agua subterránea está destinada a ser reconocida como un recurso que ha permitido a las sociedades humanas prosperar desde hace milenios.
Gobernanza
El planteo de la Organización de las Naciones Unidas sostiene que los gobiernos y naciones deben asumir el liderazgo y la responsabilidad de poner en marcha y mantener una estructura de gobernanza plenamente operativa sobre los recursos hídricos subterráneos.
Para ello, deben incluir cinco elementos:
- Una base de conocimiento científico.
- Capacidad institucional: leyes y reglamentos para su aplicación.
- Políticas y planificación.
- Participación de partes interesadas.
- Financiamiento apropiado.
Fuente: Infocampo