¿Cómo medimos el bienestar animal?
Perseguir el bienestar animal es una práctica cada vez más difundida, aunque resulta dificultoso medir el éxito. Aquà un método aplicado en Europa
Si aceptamos que el bienestar animal es un “estado” (fisiológico) es posible medirlo y valorarlo. El proyecto europeo Welfare Quality® ha desarrollado sistemas para evaluar de forma objetiva el bienestar animal en establecimientos ganaderos, el transporte y los mataderos, identificar las causas de un bienestar deficiente y asesorar a los ganaderos en posibles mejoras. De la misma forma, este sistema proporcionará a los productores una herramienta útil para informar a los consumidores de una forma clara y objetiva sobre sus estándares de bienestar animal, ayudándoles de ese modo a beneficiarse de mercados con un mayor valor agregado.
Welfare Quality® definió 4 principios de bienestar animal:buena alimentación, buen alojamiento, buena salud y comportamiento apropiado. Dentro de estos principios, se identificaron 12 criterios diferentes pero complementarios entre sí. Estas medidas fueron evaluadas para asegurar su validez a la hora de reflejar el bienestar real del animal. Los resultados que se obtienen independientemente para cada una de las diferentes medidas se combinan para calcular la puntuación final obtenida de cada criterio. Las medidas que se encuentran dentro de un mismo criterio se ponderan en base a la opinión de diversos paneles científicos, combinándose para obtener una puntuación final en una escala entre el 0 y el 100, en el que 0 significa más problemas de bienestar y 100 la mejor situación para ese criterio concreto. Esta evaluación debe servir para identificar los problemas de bienestar y asesorar al productor sobre las estrategias de mejora en cada uno de los criterios.
Por último, la valoración final de un productor, se obtendrá de combinar las cuatro puntuaciones (de 0 a 100) obtenidas para cada uno de los principios evaluados. En este caso, la puntuación de excelente, según los expertos, se puede considerar con valores a partir de 80, la de buena con puntuaciones superiores a 55 y aceptable con puntuaciones superiores a 20. No obstante, una vez más, los valores están ponderados, de tal modo que para obtener una puntuación de excelente los cuatro principios deben tener una puntuación mínima de 55 y dos de ellos por encima de 80.
Criterios para valorar el bienestar animal
Actualmente se concuerda que el BA debe ser evaluado con múltiples variables, ya que cualquier indicador usado en forma individual muestra una visión parcial. Sin embargo, aún hay desacuerdos en cuanto a qué mediciones considerar y cuales priorizar. El protocolo de evaluación del bienestar de los animales incluye los sistemas de producción, el transporte y el matadero. El objetivo final es conseguir un protocolo estandarizado que integre distintas medidas y que sirva para valorar y hacer el seguimiento del bienestar de cada una de las especies. Cualquier intento de valorar el bienestar usando un único parámetro está condenado al fracaso. Es necesario, en consecuencia, un sistema de valoración y seguimiento que capture variables de fuentes muy diversas. A menudo es posible, y sencillo, simplificarlo observando el ambiente donde viven los animales.
Uno de los objetivos del Welfare Quality® es organizar todas las medidas existentes en la bibliografía, evaluar medidas nuevas y buscar una combinación final de estas medidas que cumpla diversas condiciones:
1) que las medidas sean válidas, es decir, que realmente sean útiles para medir algún aspecto de bienestar animal;
2) que las medidas sean repetibles, es decir, que distintos observadores, evaluando a un mismo animal obtengan un resultado parecido y que un mismo observador evaluando dos veces lo mismo obtenga también resultados parecidos;
3) que las medidas sean prácticas, es decir, que ya sea en matadero o en granja no se necesite demasiado equipo ni se tarde demasiado tiempo en obtener un resultado y que se ajuste a las condiciones en las que se van a encontrar los animales, lo que elimina a cualquier medida que deba pasar por un proceso de laboratorio (como la medición del cortisol plasmático) o que requiera de demasiado aparataje (como la monitorización de la frecuencia cardiaca con un pulsómetro);
4) que siempre que sea posible las medidas se basen en el propio animal, es decir, intentar no medir el bienestar a partir de indicadores indirectos como el estado del suelo (basado en instalaciones o manejo) y hacerlo, en cambio, a partir de parámetros en el animal, como presencia de cojeras, lesiones, etc;
5) que las medidas sean universales, es decir, aplicables a todos los sistemas de producción existentes en cada una de las especies, sean sistemas intensivos o extensivos.
6) Por último, que el protocolo resultante de la combinación de todas las medidas que hayan superado los cinco puntos anteriores, además, den una puntuación final del bienestar de los animales multidimensional y equilibrada, es decir, que tenga en cuenta los diversos aspectos que deben considerarse a la hora de evaluar el bienestar de los animales y que cada uno de esos aspectos tenga un peso ponderado dentro de la evaluación global.
Indicadores de bienestar animal basados en el animal
En general, los indicadores de bienestar pueden ser de dos tipos: basados en el animal y basados en el ambiente. En la medida de lo posible, deben usarse preferentemente indicadores basados en el animal, puesto que aportan información directa sobre el estado de bienestar y son igualmente aplicables a cualquier tipo de explotación. Esto no significa, sin embargo, que los indicadores basados en el ambiente no resulten útiles. En efecto, en ocasiones son mucho más prácticos que los indicadores basados en el animal y además son imprescindibles para identificar las posibles causas de un problema de bienestar. Dicho de otra manera, los indicadores basados en el animal deberían ser la herramienta principal para identificar un problema de bienestar, mientras que los indicadores basados en el ambiente permitirían establecer las medidas correctoras.
Los indicadores basados en el animal pueden ser a su vez de cinco tipos:
• Físicos = Condición corporal y el grado de limpieza de la carcasa
• Fisiológicos = Concentraciones plasmáticas, Frecuencia cardíaca, respiratoria y Temperatura rectal.
• Comportamiento
• Productivos = Mortalidad, Calidad de la carne y la carcasa, Lesiones
• Sanitarios = Incidencia / prevalencia de enfermedades multifactoriales, Disminución de la respuesta inmune.
Indicadores de bienestar animal y su sensibilidad a los estresores:
• Indicadores físicos:
a) La Condición corporal es una interesante herramienta típica de una estrategia de procesos, que sirve para monitorear el grado de engrasamiento “gordura” o el estado nutricional y se determina por observación visual. Es una observación subjetiva y por lo tanto, poco confiable pero muy válido y práctico a la hora de decidir que animales pueden ser cargados y podrán tolerar el transporte.
b) Grado de limpieza de la carcasa, generalmente afectada en los sistemas intensivos y su valoración no sólo indica que los animales no disponen de un lugar limpio y cómodo para echarse, sino también porque existe una correlación positiva entre el número de animales sucios y la prevalencia de mastitis en una explotación lechera o problemas nutricionales que derivan en baja ganancia de peso en los animales en engorde a corral. La valoración es subjetiva, poco confiable, pero válida y práctica.
Indicadores fisiológicos: Definen el bienestar animal en términos del funcionamiento del organismo animal.
Deben ser interpretados con prudencia. Los indicadores fisiológicos son:
a) La concentración plasmática de algunas hormonas (cortisol, por ejemplo) o proteínas de fase aguda se utilizan muy a menudo en trabajos de investigación. No obstante, son en general poco prácticos y poco confiables cuando se pretende evaluar el bienestar en condiciones de campo, por lo que su uso está desaconsejado.
b) La frecuencia cardíaca, respiratoria y la temperatura rectal, tal vez la única excepción por ser prácticos y confiables porque pueden usarse para identificar los problemas de estrés.
• Indicadores de comportamiento: Definen el bienestar animal en términos de las emociones que experimentan los animales. El comportamiento está relacionado a sentimientos de los animales, ya que sus elecciones y reacciones a estímulos variados nos dan una indicación de sus estados mentales. Observar el comportamiento de los animales puede proporcionar claves fiables acerca de su bienestar. La ventaja es que la técnica no es invasiva, se puede realizar en campo sin equipo complicado, puede dar una indicación instantánea de bienestar y los cambios comportamentales pueden preceder a otros indicadores de un bajo bienestar.
• Indicadores productivos: Basados en los métodos de manejo. Indicador poco fiable de salud física y mental. Útil en combinación. Buenos niveles productivos de un plantel pueden encubrir problemas individuales. Se pueden tener altos niveles productivos a expensas de sufrimiento. Se pueden mantener buenos niveles productivos con niveles de bienestar deficientes, enmascarados con el uso de antibióticos y promotores del crecimiento.
• Indicadores sanitarios: Problemas individuales se subestiman al tener una visión del plantel. Las enfermedades subclínicas, problemas que causen dolor y temor no necesariamente producen enfermedades. Incidencia / prevalencia de enfermedades multifactoriales. Disminución de la respuesta inmune.
Dr. Med. Vet. Marcelo Daniel Ghezzi-Área Bienestar animal de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Bs. As.Tandil, Prov. de Bs. As., Argentina.