Trigo, maÃz y soja con riego: cuánto y cuándo es negocio
El mejor aliado del productor ante la variabilidad climática es un recurso aún subutilizado en la Argentina; el riego solo ocupa algo más de 1,36 millones de hectáreas sobre un potencial 12 veces mayor
Si ante el riesgo a la baja en el precio de los granos, se recurre al mercado de futuros, y cuando se teme una posible caída de granizo, se contrata un seguro, en el caso de la variabilidad climática, los sistemas de riego aparecen como el mejor aliado del productor agropecuario. Sin embargo, en la Argentina resulta una alternativa aún subutilizada. Según el Censo Agropecuario 2018, solo ocupan 1,36 millones de hectáreas. Y si bien, algunos estiman que, en la práctica, el monto puede rondar las 2,2 millones hectáreas, aún está lejos de las 16 millones potenciales.
Eso no es todo, en el país hay un agravante. Para Ignacio Severina, miembro de la Estación Experimental Agropecuaria Manfredi del INTA, donde se especializan en los estudios sobre sistemas de riego desde hace 25 años, “un 70% de la superficie cubierta por riego a nivel nacional utiliza el sistema gravitacional. Es decir, el menos eficiente en cuanto al uso del recurso agua porque por cada 100 mm solo 30 son aprovechados”.
La contracara de esta herramienta, más allá del sistema que se utilice, es la regularidad que ofrece al productor con mejoras notables en los rindes pero, ¿cuándo es negocio?
Rinde de soja, trigo y maíz con riego
En Manfredi, 65 kilometros al sudeste de la capital provincial, se realizó la primera siembra bajo riego para un cultivo extensivo en 1996. Hoy, su uso muestra resultados contundentes en trigo, duplicando los rendimientos: de un promedio de 24 quintales por hectárea en secano a 51 quintales con irrigación por pivote. Del mismo modo, en el maíz se pasa de 82 quintales a 120 quintales; y en la soja de primera, de 31 a 42 quintales. Sin embargo, las variables a tener en cuenta no terminan allí.
El riego en números
“El riego como negocio depende mucho de las precipitaciones en cada zona”, señala Severina y pasa a describir cada caso: “En lugares donde llueve menos de 200 mm al año, el riego es integral, porque si no regas, no producís. A medida que las precipitaciones anuales aumenten, empieza a hacer complementario o suplementario, como en la zona pampeana, donde llueven entre 700 y 1000 mm y es posible producir sin regar”.
Sin embargo, en las producciones extensivas de la Pampa Húmeda, donde predomina el riego por pivot, el interrogante que se abre es otro: “Cuánto más vas a producir”.
Para la licenciada Noelia Barberis del departamento de Economía del INTA Manfredi, las variables a tener en cuenta son tres:
Precio de los granos
Costo de la energía
Volumen de producción
“En base a nuestra experiencia, la mayor diferencia en el margen bruto se logra en el cultivo de maíz que permiten estimar en un plazo variable de ocho a diez años el recupero de la inversión en los equipos”, explica la especialista y agrega: “El costo de la energía depende mucho de la cooperativa eléctrica de cada lugar, pero se puede estimar como referencia un valor de un dólar por mm por cada hectára regada”.
En palabras de Severina, el costo operativo de los sistemas de riego que se utilizan en planteos extensivos oscila entre el 30 y 40% de los costos de producción. “La inversión en estos equipos por pivot puede alcanzar el equivalente a US$ 3000 por hectárea, donde un tercio se lo lleva la obra de perforación con el asesoramiento previo de un geólogo y la compra del equipo de bombeo”, señala el hombre del INTA Manfredi.
Queda claro que más allá de los distintos sistemas de riego que existen y una baja adopción de las opciones más eficientes, en la Argentina el potencial para su desarrollo aún es muy alto. “La rentabilidad es importante, pero hay otros aspectos, como la estabilidad de ingresos, que se deben considerar a la hora de decidir si invertir o no en incorporar estos equipos en un establecimiento”, cierra Barberis.
Fuente: Agrofy News