La calidad de la soja argentina en su momento más crÃtico
Desde la campaña 2015/16 viene en caída y, según la BCR, el complejo agroindustrial pierde ingresos por 575 millones de dólares.
La soja se destaca a nivel mundial para la nutrición animal y/o humana por su cantidad de proteína.
Si tomamos como base el informe del INTA Rafaela titulado “Soja. La reina de las legumbres”, el valor nutritivo de la soja puede apreciarse por sí sola o en la comparación con otros alimentos ricos en proteínas.
El informe del Instituto destaca además que “la soja es una leguminosa que contiene un importante porcentaje de proteínas de alta calidad (en 100 gramos de soja, del 40 al 50% es proteína)“.
Sin embargo, Argentina se enfocó en la última década en producir más cantidad en detrimento de la calidad del poroto.
Son muchas las razones y motivos que llevaron a esto, y sólo por mencionar algunas, se puede decir que no hay en nuestro país una ley de Semillas actualizada que fomente la inversión de las empresas de biotecnología para desarrollar variedades que apunten a la calidad, que los márgenes productivos están comprometidos con las retenciones, que algunas industrias no pagan “bonus” por calidad, deficiencia de suelos sin reposición de nutrientes, etc.
Sin ser el centro de análisis de esta nota, cabe preguntarse: ¿Influye el uso propio de la semilla en la calidad del producto final?
Toda esta información, por demás conocida por productores, acopios, industrias y exportadores, ahora choca de frente con un completo informe que realizaron los analistas Julio Calzada, Federico Di Yenno, y Emilce Terré de la Bolsa de Comercio de Rosario, en el cual sostienen que “la cadena de soja deja de ganar 575 millones de dólares por la baja en la proteína de soja en la campaña 20/21“.
Según el informe y debido a la consecuente y persistente caída en la calidad proteica de la harina de soja (principal producto de exportación de la República Argentina), todos los actores de la cadena pierden ingresos por 575 millones de dólares.
Fábricas aceiteras, productores agropecuarios, corredores, acopiadores y otros agentes de la comercialización local son los principales damnificados por la pérdida directa de la calidad de la soja, que obliga a la industria nacional a “mezclar” soja argentina con las 5 millones de toneladas de soja paraguaya que compra anualmente para elevar el piso proteico.
Cabe destacar que los estándares de comercialización internacionales están situados en un 47/48%, sin embargo, la soja argentina apenas supera el 36%.
Fuente: Infocampo