Mejoró la competitividad de los productos agropecuarios
Para tener un panorama del posicionamiento de los productos argentinos en el mundo expertos de CREA elaboran el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM) y este martes dieron a conocer su último informe con datos tomados hasta septiembre de este año.
Entre las conclusiones, a las que accedió Campo en Acción, se destaca que la tendencia general de la competitividad cambiaria de los productos agropecuarios argentinos es menor que hace un año atrás, debido que la depreciación de las monedas de los principales países competidores impactó negativamente en productos locales.
Ponderan que los valores actuales de los ITCRM del maíz, el trigo, la carne bovina y la leche en polvo, se encuentra por encima del promedio de los últimos 5 años, mientras que el ITCRM-Soja presenta valores similares. Sin embargo, se recuerda que la competitividad es un concepto amplio (incluye lo tecnológico, impositivo, acuerdos comerciales entre otros ítems), además, estos índices también deben ser contextualizados en la coyuntura macroeconómica argentina.
En ese sentido, tensiones, restricciones, impuestos y tasas de cambios en el mercado cambiario local han impactado en la competitividad de Argentina.
En cuanto a la demanda de los productos, en líneas generales, se observaría un menor poder adquisitivo en los mercados de destino como consecuencia del impacto que pueden tener las medidas de prevención del COVID-19 en las economías de los países que, en su mayoría, presentarían crecimientos económicos negativos, con excepciones puntuales como China, Vietnam, Egipto, entre los destacados. Adicionalmente, los incrementos de las cotizaciones de los commodities, encarecen, en términos relativos, a los productos agropecuarios en los países importadores.
El ITCRM es un indicador que refleja que tan competitiva (vía precio) es la economía argentina para generar un producto respecto al resto de los países exportadores del producto en cuestión. Para ello, se mide el tipo de cambio de los países competidores en comparación al peso argentino y se incorpora el efecto de la inflación local respecto de la inflación de estos países.
También infieren acerca del poder de compra que tiene cada país importador respecto al producto, ya que cuantifica la evolución del precio del commodity en la moneda local, sustrayendo el efecto de la variación en los precios internos de sus economías, es decir, cuanto más caro o más barato resulta importar un producto. En el desarrollo de ambos índices se tuvo en cuenta la ponderación de las naciones en la participación del mercado internacional para cada producto.
En CREA concluyeron que la competitividad cambiaria del poroto de soja argentino en el mundo comenzó a deteriorarse desde octubre de 2019 hasta mayo de este año, para luego recuperar levemente y estabilizarse. La mayor parte de este comportamiento se debe a que la evolución del tipo de cambio en Argentina fue menor que la inflación. A esto, se sumó la mayor depreciación de la moneda de uno de los principales competidores, Brasil, a inicios de este año que impactó negativamente.
Sin embargo, desde mediados de este año, el Gobierno procura que el tipo de cambio acompañe la evolución de la inflación, mientras que, en Brasil, la cotización del real se estabilizó.
En CREA ponderaron que el caso del maíz es similar a la soja, salvo que en el caso del cereal la participación de Estados Unidos es mayor. En tanto, la competitividad cambiaria del trigo argentino comparte la misma tendencia que el resto de los granos, a pesar que se modifiquen los competidores.
Por el andarivel del índice de tipo de cambio real multilateral de la carne bovina en CREA informaron que presentó un deterioro desde octubre del año pasado hasta inicios del segundo trimestre de 2020 donde comenzó a recuperarse. El bache de menor competitividad corresponde a la depreciación de la moneda que registraron algunos de los principales países competidores como Brasil, y en menor medida Australia, Nueva Zelanda, Canadá, y Uruguay.
Respecto a la competitividad cambiaria de la leche en polvo, se observa una tendencia similar a la de carne bovina, con desmejora desde octubre de 2019 a marzo 2020, y luego un repunte hasta septiembre. En este caso, la caída de la competitividad fue consecuencia de la depreciación de la moneda de Nueva Zelanda, que en el caso de la leche en polvo tiene mayor ponderación en el comercio internacional que con la carne bovina. Para los productos vacunos y lecheros, se podría esperar que la competitividad se mantenga relativamente estable, si se tienen en cuenta la evolución esperada del tipo de cambio e inflación. (más información en: www.crea.org.ar/informe-microeconomico-n78/)
Fuente: Campo en Acción