Claves para proteger al trigo del barbecho químico
El INTA Oliveros realizó un estudio para comprobar el impacto de la aplicación de herbicidas en cultivos de invierno. El viento, la pastilla y la altura, entre los principales ejes para no afectar al cultivo lindero.
La siembra de trigo ya comenzó y solo una parte del país resta por sembrar. Por su parte, un gran número de hectáreas no tendrán ningún cultivo durante el invierno a la espera de la próxima campaña de soja o maíz.
En estos casos, la utilización de un barbecho químico es necesaria para llegar a la siembra en buenas condiciones. La aplicación de herbicidas para controlar maleza puede generar complicaciones en cultivos linderos que son sensibles.
En este sentido, desde el INTA Oliveros elaboraron un estudio de cómo impacta la deriva de las aplicaciones en cultivos aledaños. La deriva es el desplazamiento de un fitosanitarios afuera del blanco predeterminado. El motivo puede ser por masas de aire o por difusión.
“Es muy frecuente que se entienda como deriva sólo a lo que se va afuera del lote pulverizado y cause daño a algún cultivo cercano. Sin embargo, es necesario considerar que la deriva puede ser interna en el lote o cultivo pulverizado (endoderiva) o externa al mismo (exoderiva)”, señalaron desde INTA Oliveros.
La exoderiva preocupa cuando causa daño directo (fitotoxicidad a otros cultivos) o afecta la salud de animales o personas a los que llega un plaguicida. Muchas veces la deriva no visible en la utilización de insecticidas o fungicidas, pero en el caso de los herbicidas es muy notoria.
Los técnicos Rubén Massaro, profesional asociado al INTA y Silvina Bacigaluppo. de INTA Oliveros señalaron que el descubrimiento de la deriva con equipos pulverizadores terrestres se produjo con la aplicación del herbicida glifosato a partir de los años 1994/95
Esta situación demostró que los pulverizadores terrestres también trabajaban con deriva. “Son varios los factores que determinan la deriva: las características intrínsecas de los productos utilizados (volatilidad), factores meteorológicos en el momento de realizar las pulverizaciones y tecnología de pulverización”, explicaron desde el INTA.
La estación experimental realizó un ensayo de larga duración con secuencias de cultivos extensivos trigo, maíz, soja de primera y segunda ocupación en macroparcelas.
En una oportunidad en un tratamiento en poscosecha de soja de primera, se realizó un control de malezas en barbecho químico retrasado, a principios del mes de octubre, con presencia de “rama negra” todavía en rosetas, rastrera, explicaron los técnicos. Las macroparcelas para barbecho químico estaban contiguas con otras ocupadas por cultivo de trigo en hoja bandera, por lo que era imprescindible realizar la pulverización sin deriva.
Aplicación realizada
Se puede observar el efecto de los herbicidas utilizados sobre las malezas presentes, especialmente del 2,4-D. El único efecto negativo del glifosato sobre el trigo contiguo fue cuando la máquina se desplazó lateralmente, especialmente al ingresar en las parcelas que debía aplicar.
Los herbicidas no derivaron lateralmente (exoderiva) ya que la pulverización no fue realizada con pastillas hidráulicas que dejan las gotas “flotando” y el viento las traslada, explicaron los técnicos. “Para esta aplicación se utilizaron pastillas hidroneumáticas (tipo Venturi o asistidas por aire) que impulsan las gotas con gran velocidad hasta las malezas”, añadieron desde el INTA.
La utilización de este tipo de pastillas permite pulverizar sin correr riesgos de fitotoxicidad sobre los cultivos de trigo u otros cercanos sensibles al herbicida glifosato. “El uso de pastillas hidroneumáticas (tipo Venturi, asistidas por aire, inducción de aire) permite pulverizar en cualquier situación, minimizando el riesgo de deriva”, aseguraron.
Fuente: Agrofy News