Es mentira que nuestro gran cliente es China
Para el consultor Enrique Erize, Argentina tiene una estructura exportadora que no se repite en ningún país.
Mientras gran parte del sector agropecuario continúa preocupado sobre los rumores que han circulado respecto al freno de la baja de retenciones a la soja, sumado a una de las peores sequía de los últimos cincuenta años y con vistas a una muy buena cosecha de trigo, más que nunca resulta importante estar atentos a las señales del mercado. Para eso, El Economista dialogó con el consultor y presidente de Nóvitas, Enrique Erize, para conocer los jugadores de cada mercado y las herramientas que debe utilizar el productor para obtener mayor rentabilidad.
¿Por qué hay que estar atentos a las señales del mercado?
Argentina tiene una estructura exportadora que no se repite en ningún país ya que exporta más del 85% de la soja que produce, cerca del 70% del maíz y alrededor del 60% del trigo, por esa razón es que siempre estamos mirando Chicago porque no hay ningún país en el mundo que exporte una proporción tan alta de su producción. Siempre digo que hay que estar atentos a las señales, porque el mercado nos avisa seis meses antes como viene la mano con el trigo, la soja, etcétera.
¿Cuál es la relación entre Argentina, la soja y China?
En el mundo hay tres jugadores que producen el 90% de la soja. Estados Unidos genera 120 millones de toneladas (mill/tn); Brasil, 115 mill/tn y Argentina, normalmente, está arriba de los 50 mill/tn, y el cuarto productor es China que produce 12 mill/tn, pero consume 100 mill/tn. Hay una cuestión que muchos economistas no saben y repiten, diciendo que Argentina depende de China en relación a la soja y en realidad, le vende 6 mill/tn por año de las 100 mill/tn que ellos importan. Es mentira que nuestro gran cliente es China. Mientras que EE.UU. y Brasil exportan porotos, nosotros exportamos harina y aceite porque somos más competitivos que ellos transformando la soja. Nuestro gran cliente de harina de soja es la Unión Europea y de aceite de soja son cien países.
Desde ese punto de vista, Argentina está mucho mejor posicionada porque no es dependiente de China, ya que exporta harina a decena de países y aceite a centenares de países, así que eso es una ventaja para el país y, por ello, la harina de soja argentina es tan buscada, tan cotizada y tan renombrada.
¿Y el girasol?
Argentina supo ser un país líder en girasol, pero la soja lo ha ido reemplazando en muchas regiones, y hemos dejado el mercado a dos grandes competidores que son Rusia y Ucrania que cuentan con campos muy buenos. De esta manera, el girasol en Argentina prácticamente es un cultivo de muy bajo nivel de producción, y el país ha ido perdiendo fuerza en el mercado como protagonista. Nuestra gran competencia es Rusia, Ucrania, y los países de Europa del Este.
¿Qué pasó con la venta de trigo?
Mi queja ha sido hacia el ritmo de ventas, porque era un año ideal para Argentina, para hacer una gran diferencia con el trigo. El país ha vendido como consecuencia de la baja de retenciones, se acabaron los ROEs y los mercados regulados por (Guillemo) Moreno y compañía, el mercado es totalmente libre ahora. El productor se encandiló con los precios de US$ 160/170 en plena cosecha que eran buenos, daban rentabilidad y se vendió el 70% de trigo entre US$ 160/170, y hoy vale US$ 240, con lo cual, mi queja fue válida.
¿Cómo repercute lo que ocurre en Brasil?
Brasil es uno de los principales importadores mundiales de trigo y el gran proveedor es Argentina. Como somos socios del Mercosur, el trigo argentino para ingresar a Brasil no paga ningún impuesto frente a nuestros competidores que podrían ser EE.UU., Australia, Canadá o la UE, que para ingresar a Brasil tienen que pagar impuestos, el arancel externo del Mercosur que representa US$ 30/40 por tonelada, con lo cual, la competitividad del trigo argentino en el país vecino es espectacular.
Este año, los molinos brasileños se quedaron dormidos y Argentina vendió mucho trigo a otros destinos. Allí se da una gran contradicción, si el Gobierno anuncia que este año Argentina ganó nuevos mercados de trigo porque le vendimos a Vietnam, a Tailandia, a Indonesia, lo cual es cierto pero lo que yo digo es que le vendimos a todos esos países pero estábamos regalando trigo, y ahora, queda poco. Lo que ocurre hoy es que las necesidades aún insatisfechas de Brasil no pueden ser cubiertas por el trigo de Argentina, y si Brasil se lleva todo lo que le falta, se desabastecería el mercado interno porque los molinos argentinos también se quedaron dormidos.
El gran problema, es que quedan 5,5 mill/tn en manos de los productores y eso no alcanza para cubrir las dos demandas, la interna y la de Brasil. Eso es un problema, o nos quedamos sin trigo y por lo tanto nos quedamos sin pan, lo cual sería un papelón histórico, o le decimos a Brasil que no lo vamos a poder abastecer. La amenaza de Brasil y que seguramente se va a llevar a cabo más temprano que tarde es que va a sacar el arancel para poder importar trigo de otros orígenes. Nadie perdió plata, pero se dejó de ganar porque se podría haber vendido mejor.
¿Qué recomendación le haría al productor para tener una mejor rentabilidad?
Deben ponerse los pantalones largos y aprender a operar. No pueden manejar un patrimonio de millones de dólares sin saber lo que es un mercado de futuros y opciones, un put o un call. Eso es el gran defecto del productor argentino, tranqueras adentro es conmovedor y hacia afuera deja mucho que desear porque todas esas herramientas que podría usar no las utiliza.
¿Por qué no las usan?
Hay varias respuestas. Muchos dicen que como hemos tenido una costumbre inflacionaria, al productor le cuesta entender, porque son más bien herramientas que se utilizan en países sin inflación. Eso ha hecho que las herramientas que hoy brinda el mercado se usen poco y también es culpa de nosotros, de los analistas y consultores que no hemos sabido convencer a los productores de que las utilicen, lo cierto es que se utilizan muy poco y es una lástima porque el productor podría tener de esa manera una revancha con papeles lo que no puede lograr con mercadería.
No hay que olvidarse que en su momento el uso de los mercados futuros y opciones creció mucho. Pero, con la explosión de 2001 ahí se terminó la historia, hubo días o semanas de mercados cambiarios cerrados, mercados financieros cerrados y toda la crisis de (Fernando) De la Rúa, y eso hizo que el Mercado a Término fallara y los que operaban allí quedaron muy mal parados. Todo eso, fue un golpe durísimo para la credibilidad de los mercados de futuros en Argentina y se está pagando, cuesta mucho convencer a la gente de que vuelva a mercados que ante las crisis fallaron y como las crisis nunca están lo suficientemente alejada de la mentalidad de una persona eso también influye en que la gente no use las herramientas.
Fuente: El Economista